Un viejo amigo de los servicios secretos de París
La intervención francesa en las islas Comoras despeja las incógnitas abiertas por la aventura de Bob Denard, pero abre otras. Resulta difícilmente concebible que los servicios secretos de París ignoraran los planes del mercenario, teniendo en cuenta que éste, según afirmó ayer, había "pensado durante cinco años en volver a las Comoras, y dedicado el último año a preparar la acción". Denard añadió que había financiado "personalmente" la operación, presupuestada en dos millones de dólares (250 millones de pesetas).
Denard trabajó para el espionaje francés en muchas de las aventuras que, a lo largo de 30 años, le llevaron de conflicto en conflicto por el continente africano y la península arábiga: la antigua Katanga zaireña, Benin, Yemen, Angola, la antigua Rodesia (Zimbabue) y Comoras. Mantenía hasta hace un mes, cuando abandonó su retiro en Grayan-et-I'Hôpital para volver al archipiélago del Indico, una fuerte amistad con altos funcionarios de los servicios de inteligencia de París.
Ayer mostró su perplejidad: "No comprendo lo que ha pasado. Seguramente me neutralizarán [el término que suele utilizar como sinónimo de matar] para que no hable. Tengo enfrente, como enemigos, a compañeros de armas. Estoy descorazonado". Y se apresuró a añadir: "Los servicios secretos no están envueltos en esto. Por eso se ha formado este lío".
El ministro de Exteriores, Hervé de Charette, declaró que Francia mantenía "un acuerdo de defensa" con Comoras y había tenido que responder a la petición de auxilio lanzada por el primer ministro. Aunque la semana pasada el Quai d'Orsay rechazó toda intervención, ayer De Charette se enorgulleció al decir que "Francia cumple sus compromisos". ¿Fue utilizado Denard para que Francia pudiera mostrar la efectividad de sus tropas de ultramar ante su zona de influencia africana, inquieta tras los desastres de Ruanda? Esta era una de las hipótesis que manejaban ayer los comentaristas franceses frente a la extraña peripecia de las Comoras.
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