El IVAM reúne los paisajes de Esteban Vicente
"La única ambición que tengo es entender la pintura", declara el artista
El pintor español Esteban Vicente es una figura angular de la Escuela de Nueva York, los norteamericanos le consideran cosa propia tanto, como a Pollock, De Kooning o Rothko. Ciento treinta collages, "pintados" entre 1950 y 1994: por este artista de la generación del 27, constituyen la antológica que se inaugura mañana en el IVAM, en Valencia. En plena actividad, Esteban Vicente. (Turégano, Segovia, 1903) define sus cuadros como "paisajes interiores, y se considera, "un pintor español, porque somos tradición y yo no podría existir sin Zurbarán, Goya o, JuanGris". Con un pie en la generación del 27 y otro en el expresionismo abstracto neoyorquino, da un repaso a su vida.
"He hecho collages desde el principio", explica Esteban Vicente, hablando de esta exposición, "pero siempre lo consideré un trabajo complementario de mi pintura. El collage es una técnica que tiene que ver con lo que uno entiende del arte. Elaine. De Kooning escribió en Art News. un artículo sobre mí que se llamaba: 'Vicente pinta un collage', porque los papeles funcionan como la pirituria, de la misma manera. Cézanne también hacía, acuarelas, aunque no sean lo mas importante de Cézanne... Si no pintás, no puedes hacer collages".Esteban Vicente, que contesta a esta entrevista con una edición de Pedro Salinas entre las manos, que es lector cotidiano de Santayana y que sigue pensando de sí mismo que es "un anarquista", dice: "Yo creo que lo principal, es creer en algo y hacer lo que uno -cree Tener una idea, y trabajar con fe. Y con fe, siempre "hay esperanza, incluso en estos momentos de desconcierto, en los que en el arte y en el mundo no se sabe bien qué va a pasar. Yo decidí ser pintor. Es mi vida, pintar. Mi obligación única es ser pintor, ser serio con ello, no tener ambición: la única ambición que tengo es entender la pintura y para eso, pintar". "La condición de esta elección", añade muy en Santayana, "es estar solo para siempre. Nadie te puede ayudar. Hay que continuar y continuar hasta el final."
Vicente ha hecho toda su carrera de pintor de primera fila en Nueva York, adonde llegó, en plena guerra civil, de un modo un poco accidentado. "Primero fui a París, como todos, como Juan Gris y Picasso". "En París", dice, "me di cuenta de lo que es ser extranjero, de lo que son las nacionalidades: una calamidad. Por eso pensé irme a Nueva York. Porque París era el centro del mundo, pero: Francia era una nación. Y Estados Unidos es un país, que es otra cosa. Allí todos somos emigrantes, es igual para todos, Así que he terminado siendo un americano. Y allí crecí como pintor, aunque me hice aquí. Yo era pintor antes de irme".
Cuando decide ir a Nueva York, y está de paso por España. para despedirse de su familia, comenzó la guerra civil. "Yo decidí quedarme para luchar por la Reí pública, y con Ángel Ferrán nos dedicamos a hacer trabajos de camouflage, sí, eso, hacer que las cosas no parezcan lo que son, pintar los camiones, y cosas así, hasta que Fernández de los Ríos, que era embajador en Washington, me llamó. diciendo que iba a ser más útil allá que aquí. Me hizo cónsul en Filadelfia, y mi trabajo era conseguir documentación española a muchos ciudadanos que querían venir a luchar por la República. Di muchos pasaportes falsos". "Luego, cuando decidí hacerme norteamericano, no mencione esos años aconsejado por mis testigos. Hubiran pensado que era comunista".
Anarquista
Esteban Vicente no era comunista y se sigue considerando anarquista. "No me gusta que me asimilen a grupos, estoy contra las tendencias, y las escuelas. Me parecen cosas de café. Discutir, pensar y luego pintar según un plan... No ocurren así las cosas. Primero se siente, se intuye y se pinta. Después se piensa, La cabeza va detrás". Y esta idea ha sido absolutamente funcional en toda su historia de pintor, que empezó como escultor. "Mi primera exposición, en el Ateneo de Madrid, el año 28, ya' era abstracta", dice, aunque luego aclarará el "sentido de la realidad de la pintura española". "Yo estudié escultura en San Fernando y tuve mí estudio en la calle del Carmen durante tres años. Por ahí pasaban los poetas de la generación. Pero me di cuenta de que el trabajo con los materiales era demasiado lento para mi carácter, y además que la materia era imposible de dirigir. El material, el barro, necesita un proceso muy lento hasta que la cosa aparece. y hay una relación entre uno y la cosa: esa lentitud era imposible, para mi temperamento. La forma la podía controlar, porque como escultor había dibujado mucho, pero cuando empecé a pintar encontré el color como lo, verdaderamente importante. Ya conocía la forma: finalmente me di cuenta de que el color es luz, y veo que he conseguido una luminosidad, especial sobre el color".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.