La 'tormenta Waigel' devolvió credibilidad a la unión monetaria
La bomba Waigel ha resultado ser la mejor medicina para devolver al proceso de unión monetaria de la Unión Europea. En apenas unos días, la moneda única ha parecido más lejos y más cerca que nunca. Tras el pánico desatado por las declaraciones de Theo Waigel sobre el futuro de la lira, tos ministros de Economía y Finanzas de los Quince llegaron de la manera más natural y pacífica a un consenso sobre las orientaciones políticas que abren el camino para que la cumbre de Madrid de diciembre próximo llegue, a un acuerdo sobre los escenarios de paso a la moneda única. El ministro español, Pedro Solbes, aseguró ayer que "lo lógico es que mejoremos en términos de precios" cuando se adopte el Euro.
Los escenarios de la unión monetaria recogen la base de las exigencias alemanas: austeridad no sólo para entrar sino para estar en la moneda única, calendario flexible y nombre apropiado.Rigor permanente. Los ministros están de acuerdo en que no sólo hay que cumplir al dedillo las condiciones de convergencia de Maastricht, sino que hay que hacer un ejercicio permanente de rigor durante años. Se trata de dar a la nueva moneda europea la misma credibilidad de que goza el marco alemán, es decir, la economía alemana.
Credibilidad y flexibilidad. El proceso ha de parecer irreversible desde que se ponga en marcha. Para ello, el Banco Central Europeo operará en divisa europea desde que empiece la tercera fase, el 1 de enero de 1999. Pero no afectará de forma brusca a la banca, que tendrá tres años de plazo para incorporarse al proceso. Los bancos pequeños tendrán ayudas.
Cambio de billetes. El cambio de los actuales billetes por los nuevos se hará en seis meses, y no en varias semanas como quería la Comisión. El cambio de billetes en las administraciones públicas (impuestos, pensiones, seguridad social, subsidios de paro, etcétera) se anunciará con tiempo y se hará en un solo día.
Euro. Hay un acuerdo técnico que pone las bases para que la cumbre de Madrid apruebe el Euro como nuevo nombre. Así lo propondrá el canciller Helmut Kohl. La base son las cinco exigencias del Conité Monetario: que el nombre sea aceptable para la opinión pública (tal como exige Alemania), corto y pronunciable en todos los idiomas, simbolice la identidad europea, idéntico en todos los billetes y sin. problemas jurídicos.
Calendario. El proceso se abrirá a finales de 1997 o principios de 1998 decidiendo qué países se incorporan. En 1999 empiezan a operar en moneda única los bancos céntrales. Durante tres años se van incorporando los bancos. En el primer semestre del 2002, empiezan a circular los nuevos billetes y monedas y desaparecen todos los billetes nacionales.
Datos reales de 1997. Es una de las principales exigencias alemanas: trabajar sobre datos reales de 1997, no sobre previsiones. En el fondo favorece a países como España o Francia, al descartarse la utilización de 1996 como último dato para la convergencia.
La peseta. La peseta sólo desaparecerá en el 2002 si España consigue incoporarse a la primera velocidad. España no cumple ningún critenio (inflación, déficit público, deuda pública, tipos de interés y estabilidad monetaria) pero en casi todos está cerca de la frontera. En este sentido, el ministro de Economía y Hacienda Pedro Solbes, dijo ayer que "España tendrá que hacer un esfuerzo en déficit e inflación para en tirar en el juego de la moneda única sin ningún tipo de efecto negativo". En cuanto a la repercusión en los precios, el ministro aseguró que "no sólo no va a afectar sino que lo lógico es que mejoremos en términos de inflación".
Éxito de Solbes. El ministro español, presidente del Ecofin, ha puesto las bases para lograr lo que puede ser el mayor éxito de la presidencia española de la Unión: aprobar estos escenarios en la cumbre de Madrid el próximo mes de diciembre.
Las incógnitas. La principal es el estatuto legal que tendrá la divisa europea entre 1999 y el 2002, cuando aún no sea un billete de curso legal pero ya se cotice en los mercados a partir de la paridad fija con las divisas que se integrarán en la moneda única. Quedan otras muchas: relación entre las divisas que entran y las que se quedan fuera, cómo se irán incorporando las que que den fuera pero vayan cumpliendo los criterios de convergencia, o cómo se evitarán las tormentas monetarias cuando se sepa qué monedas entran pero aún no se hayan fijado las paridades.
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