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Un polícia nacional mata de un tiro a un atracador que le disparó

Jan Martínez Ahrens

Murió por 3.771.000 pesetas. Su fin lo dictó un balazo policial después de que él, Aurelio Ramos Trenado, atracador de 37 años, decidiese apretar el gatillo antes que soltar el botín. La respuesta le dejó tendido en el suelo, con el corazón atravesado y la suerte perdida. Su compinche, Raúl López, de 32 años, optó por entregarse. Todo ocurrió ayer, a las 12.40, a la puerta de la concurrida sucursal del Central Hispano de la calle de Villamanín, en el barrio de Batán. No se trataba del primer atraco de la pareja. En agosto asaltaron tres oficinas de Caja de Madrid. De hecho, sus armas -dos revólveres de cuatro pulgadas- fueron sustraídas a vigilantes de dicha entidad.PASA A LA PÁGINA 5

El disparo del atracador atraveso un bar repleto de clientes

VIENE DE LA PÁGINA 1Los dos atracadores -con gafas sin graduar- entraron sobre las 12.30 en la oficina. No había vigilante. Álvarez Moura vestía chaqueta, camisa de rayas, pantalones negros y mocasines. Su compañero lucía un traje claro y corbata oscura. Para franquear las esclusas y burlar el detector de metales ocultaron las armas en unas cajas de corcho que metieron en bolsas de plástico. Una vez dentro se dirigieron a un empleado. Le amenazaron.

La entrada de los atracadores no pasó inadvertida. Una cliente que acababa de salir alertó a la Policía Nacional. Dos motoristas se dirigieron a la sucursal. Entretanto, los atracadores habían llenado una bolsa de plástico con tres millones de pesetas. A la salida del banco, les aguardaba su devolución.

Los dos policías habían aparcado las motos a unos diez metros. Cada uno corría por un lado de la calle. Pretendían evitar la posible huida de los ladrones. Eran las 12.40. Un agente, pistola en mano, saltó un seto. Apenas le separaban cinco metros de la puerta de la sucursal. En ese instante, salieron los dos atracadores. "Alto, alto, no dispare", gritó el agente, siempre según el relato de los testigos.

Al ver al policía, Raúl López se tiró contra la pared. Aurelio Ramos Trenado sacó el revólver de la cintura y apretó el gatillo. Directo contra el policía. No dio en el blanco. La bala cruzó la calle. El agente, en respuesta, soltó dos balazos. Uno rebotó en el suelo, otro impactó en la parte derecha del pecho del agresor y salió por la izquierda. Le reventó. Ramos Trenado murió a los pocos minutos. Su compinche quedó varado contra la pared, las manos en la cabeza. El otro agente le esposó.

Barrio sacudido

El tiroteo sacudió el barrio. El disparo efectuado por el atracador no sólo había cruzado la calle. La bala atravesó la cristalera del bar Lucarpa y se estrelló contra la pared. Justo encima de la plancha, justo a unos pocos centímetros de la cabeza del propietario, Francisco López Ortiz, de 46 años. El hombre servía un pincho de tortilla cuando el silbido de la muerte le rozó. El bar, repleto, se estremeció. Los clientes salieron a la calle. Frente al establecimiento, a unos quince metros, el atracador yacía muerto.

Dos vecinos fueron testigos del tiroteo: Jesús Rodríguez, de 40 años, dueño de la heladería Palermo, y Miguel Lázaro, de 35 años, minusválido que regenta el quiosco de la ONCE, situado en la acera de enfrente del banco.

Rodríguez siguió el enfrentamiento detrás de la luna de su heladería. "Sucedió todo en dos minutos", comentaba. Su relato coincidía con el del minusválido. El fallecido, que había quebrantado una condena por robo, llevaba documentación falsa. El detenido, Raúl López, de 32 años, tiene 12 antecedentes por robo, atraco y tenencia de armas.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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