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Tribuna
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Lo que sabemos del calentamiento del planeta

Existe la preocupación generalizada de que las emisiones de los llamados gases de invernadero estén provocando un calentamiento de la atmósfera terrestre, cambios locales en el clima y una subida del nivel del mar. Se ha dicho también que el ritmo y las dimensiones previstas de estos cambios tendrán un grave impacto sobre el medio ambiente, la economía y la sociedad en general. Esta preocupación está basada en mediciones fiables que demuestran que las actividades humanas están aumentando considerablemente la concentración de gases con efecto invernadero en la atmósfera. Los conocimientos científicos nos permiten, pues, deducir con confianza que esto aumentará el efecto invernadero atmosférico y llevará a respuestas climáticas complejas, incluido un calentamiento medio de la superficie de la Tierra.Estos puntos de vista están apoyados por sólidas pruebas de observación de un aumento general de la temperatura en el último siglo, más o menos, y el consiguiente retroceso de los glaciares en todo el mundo. También se, ven reforzados por los resultados de los más completos estudios informiáticos de simulación del clima y de cambios climáticos de que isponemos en estos momentos. No obstante, hay que reconocer que, aunque cada vez hay más pruebas de que el cambio climático se, debe a la influencia. humana, los científicos no pueden demostrarlo aún con certeza. Se considera que todos los indicios simples registrados hasta la fecha están dentro de los límites. de "variabilidad natural. del clima", y los investigadores se esfuerzan en identificar signos más sutiles y complicado! ("huellas dactilares").

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Por consiguiente, los importantes retos científicos son de terminar y detectar las "huellas dactilares" del cambio climático causado por las actividades humanas y hacer predicciones fiables de la naturaleza, la magnitud y el momento de las respuestas del clima a estas influencias, no simplemente en la Tierra en su totalidad, sino, y de manera más importante, según las diferentes regiones.,

Al igual que el tiempo, el clima es muy variable y complicado, y no debe sorprender saber que hay lagunas en nuestro conocimiento y, por tanto, en nuestra capacidad para predecir los cambios climáticos. A su vez, esto lleva a incertidumbres en nuestras valoraciones del probable impacto del cambio climático. Dada la incertidumbre científica reconocida y la falta de pruebas de que los seres humanos estén influyendo en el clima, ¿qué credibilidad deben dar los políticos, y otras personas, a estas afirmaciones? Esta pregunta plantea un gran reto para científicos y políticos por igual, y, ha sido necesario un gran esfuerzo internacional para obtener la mejor valora ción del conocimiento actual y para explicarlo lo más claramente posible. Esto se ha logrado mediante el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, que fue creado en 1988 por dos organismos de Naciones Unidas: la Organización Meteoro lógica Mundial y el Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas. Enseguida se crearon tres grupos de trabajo: uno para abordar el conocimiento, científico del cambio climático, otro su impacto, y el tercero, las respuestas políticas.El Grupo de Trabajo de Valoración Científica ha elaborado tres informes hasta la fecha. El primero, en 1990, era una completa evaluación científica del cambio climático. Se redactó un informe complementario para la Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro en 1992 y otro, más especializado, en 1994. Está previsto que la Segunda Valoración Científica (completa) aparezca a finales de este año. No tengo que disculparme por insistir en la importancia del Panel Intergubemamental. Sus informes tienen una amplia aceptación entre la comunidad científica y entre los políticos, que los consideran los textos más autorizados y con mayor fundamento sobre el cambio climático que ha hecho nunca la comunidad científica internacional. Los recomiendo a todos los que deseen estar plena y adecuadamente informados sobre hasta dónde llegan nuestros conocimientos colectivos y las incertidumbres y sobre los complejos problemas del seguimiento y simulación de modelos climáticos y la predicción del cambio climático.

No tengo noticia de ninguna prueba fiable contraria a nuestro. conocimiento del, aumento del efecto invernadero y la respuesta climática prevista hasta la fecha. Nuestros mejores registros de observación indican que ha habido un calentamiento global de unos 0,5 grados desde el inicio del siglo. Cada vez más estudios de observación y simulación hacen pensar que es probable que el modelo de calentamiento observado en este tiempo haya estado influido por los. gases de invernadero y los aerosoles sulfatados producto de la actividad humana. Aunque es demasiado pronto para relacionar con seguridad estos últimos años calurosos con la influencia del aumento de los gases de invernadero, la opinión científica internacional apoya sin reservas la existencia del efecto invernadero y la probabilidad de que haya contribuido en parte.

Se han logrado también significativos avances, aunque sólo en los últimos años, en la identificación y cuantificación de dos importantes factores que han influido en las temperaturas de la superficie terrestre en todo el mundo. En primer lugar, estamos razonablemente seguros de que hubo un enfriamiento de unos 0,2 grados en 1992 y 1993 como consecuencia de la erupción del monte Pinatubo, en Filipinas, en junio de 1991. En segundo lugar, también se han hecho cálculos del efecto de enfriamiento más a largo plazo de los aerosoles industriales con sulfatos. Cuando se incluye esto en los modelos climáticos junto con los gases de invernadero en aumento, la distribución geográfica resultante de los cambios en la temperatura de la superficie y los valores mundiales medios correspondientes se acercan más a los cambios observados en los últimos, 100 años. Esto nos hace confiar más en nuestros modelos climáticos y en su capacidad para predecir modificaciones.

El cambio climático derivado de la influencia humana sigue siendo un problema real que merece toda la atención internacional y más investigaciones. Aunque aún no puede probarse que los gases de invernadero y los aerosoles tengan la culpa, al menos en parte, los argumentos. contra ellos van ganando fuerza. Creo que nuestra preocupación debe aumentar ante los recientes resultados de los modelos, según los cuáles los aerosoles tienen un considerable efecto de enfriamiento sobre las temperaturas de la superficie, mundial y localmente. En comparación con el impacto dura dero y en progresivo aumento del efecto invernadero, el de los aerosoles con sulfatos es relativamente estable y potencial mente de corta duración. Es probable que eliminar las emisiones de sulfatos lleve rápidamente a un aumento más acelerado del ritmo actual de calentamiento. Todos los indicios apuntan a que el impacto de los gases de invernadero determinará cada vez más el clima.

Está claro que todavía no tenemos todas las respuestas. Sigue habiendo grandes incertidumbres, pero confío en que la continua investigación, el desarrollo de modelos climáticos y un seguimiento más sistemático del clima lleve poco a poco a la reducción de estos gases y a valiosas y fiables predicciones climáticas tanto a escala mundial como re ,gional. En términos científicos estrictos, puede que nunca se llegue a la certeza, al menos a corto plazo. Sin embargo, la certeza absoluta rara vez puede alcanzarse o exigirse como condición antes de tomar de cisiones o llevar a cabo acciones en muchas cuestiones importantes y muy complejas que n os afectan a todos. El debate interna cional sobre el cambio climático es importante y difícil. Evaluar las incertidumbres científicas y de otro tipo y sopesarlas frente al riesgo de actuar o dejar de hacerlo son retos que la comunidad internacional debe afrontar y resolver conjuntamente, a través del mecanismo de la Convención Marco sobre el Cambio Climático.

David Carson es director del Centro Hadley para la Investigación y la Predicción del Clima, de Berkshire (Reino Unido).

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