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220 cabezas muestran en Madrid el poder y la magia de los cuernos

Para certificar que han terminado las ligerezas del verano, al Museo Nacional de Ciencias Naturales se le ha ocurrido comenzar el curso y la vuelta al orden con una exposición sobre cuernos. Más de 200 cornamentas de animales se muestran desde ayer y hasta que termine el año, con todo su carga de "fortaleza, magia, estética y evolución biológica", según palabras del director del museo, Pere Alberch.

Búfalos, ciervos, corzos, gamos, toros, oryx, impalas, cabras, antílopes, íbices, renos, okapis, ñus, rinocerontes, antílopes, gacelas y vacas miran al visitante. Pere Alberch destaca que la exposición responde a "las constantes peticiones del público por ver nuestros fondos clásicos". Y los fondos del museo son, en gran parte, animales disecados. Francisco de Blas, nuevo director de exposiciones de este centro, que depende del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), explica. "Tras la mala prensa en los últimos años de la taxidermia, hay que superar esa etapa y no avergonzarse de los fondos de animales naturalizados que tiene el museo, como memoria de la biodiversidad, y mostrarlos al público, que además agradece mucho este tipo de exposiciones". Y añade: "Sería como criticarle al Museo del Prado que exponga sus cuadros flamencos con grandes comilonas, muy impropias de estos tiempos".De todos los cuernos, Alberch escoge el del rinoceronte: "Era también el preferido de Dalí, que decía que su curva era lo más parecido a Dios". De Blas se queda con los de la pequeña saiga, una pequeña gacela (hábita sobre todo en Rusia), "porque es un animal muy amenazado de extinción y al que se le augura un difícil futuro". Jorge Morales, que ha montado la exposición, le tiene especial aprecio al okapi: "Es una reliquia de animal que nos enseña mucho del pasado. Sus cuernos, por ejemplo, no son cuernos reales, sino protocuernos, porque sobre el hueso tienen directamente la piel".

Entre los ejemplares más llamativos, un carnotaurus, fósil de dinosaurio procedente de la Patagonia (Argentina), con más de cien millones de años, y que representa un caso excepcional de carnívoro con cuernos. "Es algo rarísimo, porque los cuernos suelen aparecer en los animales que viven de forma gregaria, en manadas, con funciones de defensa y de galanteo y sexualidad, para la selección de los machos que han de aparearse. Es extraño que un animal agresivo y cazador haya desarrollado cuernos".

La teoría sobre el origen de estos apéndices a la que se adhiere Morales es la de que se formaron como almacén de sustancias minerales y luego evolucionaron hacia. otras funciones muy distintas, hasta alcanzar la esbeltez de los del oryx, el barroquismo del reno o el vigor del búfalo cafre.

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