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Tregua de la 'flotilla para la paz'.

Enric González

La Marina francesa y los buques ecologistas se concedieron ayer una tregua en aguas del Pacífico. Los barcos de guerra y los helicópteros militares permanecieron a distancia de la flotilla para la paz durante todo el día, acaso como consecuencia de la carta de protesta remitida el día antes al jefe de la base de Mururoa. La flotilla, por su parte, no realizó ninguna maniobra de distracción durante la noche y se limitó a descansar y a confiar en que no se produjera todavía el segundo ensayo nuclear.La tregua fue oportuna, porque desde media tarde el tiempo cambió bruscamente y se levantó un fuerte temporal. Una cortina de lluvia abrió paso a unos vientos de fuerza superior a los 70 kilómetros por hora y a un grueso oleaje. En esas condiciones, los pequeños barcos de la flotilla bastante hacían con permanecer en el área. Cualquier otra acción era practicamente imposible.

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Durante el día, los barcos se transmitían unos a otros las noticias. Los disturbios en Papeete (Tahití), la huelga en Chile, las manifestaciones y protestas en otros puntos del mundo, fueron averiguados dato a dato, mensaje a mensaje, y comentados con placer. "Cada vez está más claro para todo el mundo quién tiene razón. Nosotros estamos en el bando correcto, y el presidente Jacques Chirac en el bando equivocado. Ésa es la realidad y acabará imponiéndose", dijo Pavid McTaggart, fundador y presidente honorario de Greenpeace, embarcado en la goletá Manutea.

Para mañana, o quizá para hoy mismo, la flotilla tiene prevista una nueva acción de protesta. Un grupo de parlamentariós de distintos países se adentrará en la zona de exclusión de 12 millas en torno a los atolones de Mururoa y Fangataufa. Los políticos proceden de Japón, Australia, Nueva Zelanda y Suecia y tenían prevista su llegada al los alrededores de Mururoa a primeras horas de la mañana de hoy, a bordo de un velero fletado por Greenpeace, desde Papeete. Los parlamentaríos aprovecharán su más que previsible detención por la Marina francesa para entregar escritos de protesta dirigidos al presidente Chirac y a los máximos responsables técnicos de las pruebas nucleares.

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