Comedia de amor y lujo
Especialmente conocida desde que protagoniza Cuando Harry encuentra a Sally (1990), de Rob Reiner, en tan sólo cinco años Meg Ryan ha sabido hacerse con una importante posición dentro del cine norteamericano. Su especial habilidad para la comedia, pero también para el drama, la ha llevado a debutar como productora en French kiss y explotar hasta la perfección su habitual personaje de muchacha feucha, pero atractiva y simpática.La clave reside en un buen guión de Adam Brooks nada original, pero de una sólida construcción, que gira en torno a una muchacha de estas característias dentro de uno de los más típicos esquemas de comedia de amor y lujo, en su variante de norteamericanos perdidos en la romántica Francia. Y sobre todo en la excelente dirección de Lawrence Kasdan que, tras algún tropiezo anterior en el género, demuestra que sabe obtener de él múltiples resonancias, además de estar cada día más a la cabeza de los realizadores de Estados Unidos.
French kiss
Director: Lawrence Kasdan. Guionista: Adam Brooks. Fotografia. Owen Roizman. Música: James Newton Howard. Estados Unidos, 1995. Intérpretes: Meg Ryan, Kevin Kline, Timothy Huton, Jean Reno, François Chizet y Susan Anbeh. Estreno en Madrid: Palacio de la Música, Cid Campeador, Novedades, Acteón, Cartago, La Vaguada, Aluche, California, Excelsior, Florida, Canciller y Luna (V.O.S.).
La historia de la muchacha que desde Canadá llega a París persiguiendo a su novio, que de repente ha enloquecido por una francesa que es todo lo contrario que ella, y durante un viaje a través de media Francia descubre a su verdadero amor, está llena de matices y se desarrolla en un conseguido tono a medio camino entre la comedia y la romántica historia de amor. Lo que funciona peor es un ingrediente policiaco, demasiado ligero y poco desarrollado, pero sólo es algo lateral, un truco de guionista para hacer que la acción avance a la requerida velocidad y exista un fuerte lazo de unión entre los desconocidos protagonistas.
Rodada con extremada elegancia por un Lawrence Kasdan que ha aprendido a utilizar el formato Scope con la destreza de un clásico, como toda buena comedia se apoya en la perfecta utilización de los actores. En esta ocasión vuelve a demostrar su ingenio para dirigirlos al conseguir la mejor actuación de Meg Ryan, que sabe llenar de sutileza la leve evolución de su personaje, muy bien respaldada por un perfecto Timothy Huton, como su enamoradizo novio canadiense, y de un Kevin Kline en uno de sus mejores papeles, pero con algo de caricaturesco en su personaje de ladrón francés.
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