Buena señal del Buba
En esta suerte de confrontación permanente entre los operadores en los mercados financieros y los bancos centrales, éstos han conseguido retomar la iniciativa y sorprender con algunas de sus recientes decisiones. La adoptada ayer por el Bundesbank, re duciendo sus dos tipos de interés de referencia en medio punto porcentual también lo ha hecho: un día antes de que se reuniera su consejo, el 85% de los analistas y opera dores consultados por el Financial Times apostaba por que ese esperado recorte no tuviera lugar antes de septiembre. La interpretación que el banco central alemán ha hecho de los últimos indicadores económicos domésticos ha sido menos cautelosa que la realizada por sus rastreadores. Si los dos últimos recortes consecutivos en el tipo de los repos -el más relevante de los tipos de interés en el mercado monetario- aportaron una señal bastante expresiva de la lectura que el banco central hacía de la evolución de las condiciones económicas internas, los datos publicados anteayer reflejando una contracción en el crecimiento de la oferta monetaria (M3) en julio y la reducida variación durante agosto de los precios al consumo en algunos lander, conocidos el jueves, han contribuido a ese abaratamiento del dinero y con él, a la configuración de un entorno financiero intemacional mucho más favorable.
La decisión del banco central alemán culmina un conjunto de actuaciones de los principales bancos centrales del mundo en las que tan importante como la dirección impresa a las variables financieras, favorable a la continuidad del crecimiento economico, ha sido la manifiesta coordinación de algunas de esas decisiones. Tras las reducciones, en los tipos de interés de la Reserva Federal estadounidense y del Banco de Japón, las intervenciones conjuntas de esos mismos bancos centrales en los mercados de divisas han conseguido sus propósitos de modificar las expectativas dominantes en los mercados sobre la evolución del tipo de cambio del dólar. La semana que concluía el pasado día 19, al marcar el final de esa dilatada tendencia depreciadora de la moneda americana, también lo hacía con esa no menos explícita desconfianza en la voluntad y, en todo caso, en la capacidad de las autoridades monetarias para incidir de forma significativa en la fijación de los precios en los mercados financieros.
De todo ello no cabe deducir la alteración sustancial en las condiciones que determinan el comportamiento de los mercados financieros ni el inicio de una nueva fase en la coordinación económica y financiera internacional que un entorno cada vez más integrado está demandando. Lo único cierto, por el momento, es que, a pesar de la asincronía cíclica que existe entre las grandes economías, esa común orientación que han adoptado las políticas monetarias favorecerá la continuidad del crecimiento económico y, desde luego, la adopción por el Banco de España de una decisión similar a la adoptada ayer por el poderoso Buba. El descenso en los tipos del mercado interbancario de depósitos, especialmente pronunciado en el plazo de un año, la no menos explícita apreciación de la peseta y la reducción de tipos en la última subasta de letras del Tesoro anticipan ese descenso en los tipos del Banco de España.
Lo mas importante es la favorable evolución de la inflación que cabe esperar, tras la inflexión de julio. Del grado de convencimiento con que nuestro banco central asuma esa probable incorporación del crecimiento de los precios a la senda fijada como objetivo, dependerá la rapidez y la cuantía del próximo descenso en sus tipos.
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