Relevo asegurado
Nos quedamos con las ganas de verle bailar más tiempo. Ya se sabe que Antonio Montoya no es hoy artísticamente -por problemas de salud- quien era. Pero su figura levitando sobre el escenario, más allá de una brevísima patada por bulerías, hubiera colmado una velada en la que casi todo el peso recayó en su nieto Farruquito. Un niño de 12 años bailando por siguiriyas, ¡qué miedo!; fue cómo si estuviese andando por una cuerda a 30 metros de altura sin protección. Con cualquier otra criatura de esas que en lenguaje, flamenco se llaman graciosas, el intento habría sido un despropósito. A causa de su austeridad, la siguiriya es un palo sumamente difílcil que impide aliviarse con cualquier tipo de efectismo y son pocos los bailaores adultos que se atreven con ella. El hecho de que Farruquito no sólo saliese indemne, sino incluso victorioso, produjo- emoción y perplejidad verdaderas.Con anterioridad, este niño-artista Juan Manuel Fernández Montoya, había logrado también una bellísima exhibición por alegrías, manifestando un dominio inusitado, de todos los recursos del baile: braceo, zapateado, ritmo, marcajes y remates. El resto del grupo, del que destacó el cante trianero de Martín Revuelo y el toque de Pedro Sierra y Paco Jarana, fue un mero pretexto para el lucimiento del heredero de un mito vivo del flamenco.
Farruríquito
Bailaores: Antonio El Farruco, Farruquito, Farruco junior. Bailaoras: La Farruquita, Pilar La Faraona, Pastora La Reta, Lupe La Castañita. Cante: Martín Revuelo, Juana La Tobala, Juan El Moreno. Guitarristas: Pedro Sierra y Paco Jarana. Patio Central del Conde Duque. Madrid, 18 y 19 de agosto.
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