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Una nueva prueba atómica china desata las críticas de la comunidad internacional

China efectuó en la mañana de ayer una prueba nuclear subterránea, la segunda en tres meses y la número 43 desde que se uniera, en 1964, al club atómico. Este ensayo se ha producido un día después de que las autoridades, de este país expulsaran a seis dirigentes de Greenpeace que habían organizado una protesta antinuclear en la plaza pequinesa de Tiananmen, y los ecologistas no se han demorado en expresar su condena por la acción china. La protesta de Japón ha sido la más enérgica entre las críticas de la comunidad internacional ante esta nueva flexión del músculo atómico.

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"China siempre ha demostrado una gran moderación con respecto a las pruebas nucleares, que sólo ha efectuado en un número muy limitado", aseguró Chen Jian, portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores, al anunciar la noticia del ensayo, del que no añadió ningún detalle. El centro sismológico de Canberra, sin embargo, determinó que la explosión, ocurrida en el polígono nuclear de Lop Nor -lugar habitual para las pruebas nucleares, situado al oeste del país-, tuvo una potencia de entre 20 y 80 kilotones.China es el único país que no respetó la moratoria nuclear decretada en 1992, pero Che Jian reiteró que su país "está a favor de la prohibición y destrucción total de las armas atómicas" y que, una vez entre en vigor un tratado global al respecto, "China no efectuará más pruebas".

No se dejó esperar la reacción mundial ante este nuevo ensayo. El ministro de Asuntos Exteriores japonés, Yohei Kono, convocó al embajador chino en Tokio para hacerle llegar la condena japonesa ante la explosión atómica. Y no todo fueron palabras, puesto que Japón "prevé reducir su cooperación económica con China", según afirmó un portavoz del ministerio. La ayuda oficial para el desarrollo que Japón concede a China también podría verse afectada por esta medida.

Francia, país que se encuentra bajo el punto de mira de las críticas antinucleares desde que su presidente, Jacques Chirac, anunciara en junio la reanudación de los ensayos atómicos en el Pacífico sur, no ha hecho ninguna declaración pública, sobre la prueba efectuada ayer en suelo chino. Un portavoz del Ministerio de Exteriores se limitó a recordar que París estaba a favor de la prohibición total de los ensayos, una vez se firme el tratado que se negocia desde hace 18 meses en Ginebra.

Greenpeace, motor de las manifestaciones antinucleares contra Francia, hizo ayer un llamamiento para una protesta internacional contra China. Su campaña contra Francia continúa y ayer dos alpinistas de la organización consiguieron desplegar una pancarta antinuclear a 200 metros de la cumbre del Mont Blanc.

Las declaraciones del Reino Unido, otro miembro del club atómico, han sido algo tibias en comparación con el resto de la comunidad internacional. Londres ha optado por mostrarse resignado a que tanto Francia como China efectúen algunas pruebas más, y ha insistido en que lo importante es el establecimiento de un tratado de prohibición serio, completo y que pueda ser verificado.

Los Gobiernos de Estados Unidos, Rusia, Bélgica, Suecia, Dinamarca, Austria, Alemania, Australia y Nueva Zelanda sí han emitido enérgicas protestas. "La actitud crítica" de Bonn con respecto a estos ensayos es conocida, recordó el portavoz del Gobierno alemán Herbert Schmuelling, que insistió en que es necesario llegar "lo antes posible" a la prohibición mundial de este tipo de pruebas. "Cada explosión nuclear es como. una hipoteca sobre las negociaciones de Ginebra", concluyó el comunicado emitido por el Ministerio de Exteriores belga. La condena desde Viena fue igualmente explícita: "Creer que tan sólo se puede satisfacer la necesidad de seguridad a través de las armas atómicas es una valoración errónea de la política mundial", rezaba el comunicado del Gobierno austriáco.

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