Un fármaco evita que el organismo se habitúe a la morfina

El Nimodipino (nimo), un fármaco contra la presión arterial habitual en las farmacias, puede resolver el principal problema de la administración prolongada de morfina para aliviar los dolores crónicos: la aparición de tolerancia, que reduce la eficacia de la droga y obliga a aumentar continuamente su dosis.El grupo de Jesús Flórez, del departamento de Farmacología de la Universidad de Cantabria, ha demostrado que el nimo, evita la aparición de tolerancia y permite reducir a la mitad la cantidad de morfina administrada en el 67% de los pacientes de cáncer.

Flórez avanzó ayer en la Universidad Menéndez y Pelayo de Santander y dentro del curso dedicado al tratamiento del dolor los resultados de un estudio, que presentará en diciembre en el congreso de la Asociación Europea de Cuidados Paliativos. Varios grupos ingleses y estadounidenses se han mostrado ya interesados en el tratamiento, cuya aplicación puede ser inmediata, ya que tanto la morfina y sus derivados (opiáceos) como el nimo son fármacos de uso habitual.

Los opiáceos actúan uniéndose a receptores específicos en las neuronas que transmiten el dolor, reduciendo su capacidad de emitir y recibir señales. Según Flórez y su grupo, las neuronas acaban adaptándose al tratamiento prolongado con opiáceos reduciendo el número de receptores y, por tanto, su sensibilidad a la droga. Esto obliga a aumentar las dosis, y con ellas, los riesgos de efectos secundarios como depresiones respiratorias y estreñimiento. Cuando el opiáceo se administra junto con nimo, el número de receptores permanece constante. Además, el nimo ofrece la ventaja de que no tiene efectos secundarios.

Aunque los ensayos clínicos se han realizado en pacientes con cáncer, Flórez asegura que el nimo podrá utilizarse junto con la morfina y otros opiáceos para aliviar cualquier tipo de dolor crónico en pacientes que presenten problemas de tolerancia.