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A tan sólo 500 metros de la residencia de los Reyes

Don Juan Carlos no abandonó el palacio de Marivent, la tradicional residencia veraniega de la Familia Real en Mallorca, en los últimos dos días por diferentes razones. Permaneció trabajando en su despacho y descansando sin salir a navegar, pues hacía viento y había algunas nubes. La vigilancia exterior e interior del recinto no fue alterada en apariencia. Había los mismos turnos de guardia, las mismas rondas exteriores e idénticos controles en las entradas. Anoche, eso sí, el Rey le desplazó a Palma conduciendo su automóvil para visitar una exposición de pintura moderna.A menos de medio kilómetro del palacio está situada la callejuela donde se realizó la detención de dos de los componentes del presunto comando etarra, la breve vía de Rafaletas, que desemboca directamente sobre la ensenada de Porto Pí, donde tienen el amarre habitual el barco Fortuna y la lancha rápida Llamp, que usan los miembros de la Familia Real. Un gran edificio de apartamentos con comunicación con el paseo Marítimo tiene la entrada por esta calle.En la misma vecindad, a apenas 100 metros de donde se produjeron las dos detenciones, se encuentra la residencia privada de la hermana del Rey, doña Pilar de Borbón. Al lado del refugio de los supuestos etarras se halla el edificio de Greenpeace y enfrente un concurrido macrocentro. comercial de diversas comunicaciones callejeras y centenares de plazas de aparcamiento. Próximos a Marivent están funcionando unos grandes depósitos reguladores de combustibles de la CLH.

Más información
ETA preparaba un atentado contra el Rey en Palma

Numerosa vigilanda

Los servicios de vigilancia dé la Casa Real, integrados por miembros de la Policía Nacional y la Guardia Civil, mantienen numerosos puestos de vigilancia permanente en esta zona, en especial desde los edificios de altura y cerca del muro que resguarda Marivent.La organización terrorista ETA intentó, en 1974 atentar desde Montecarlo contra el padre del Rey, don Juan de Borbón, mediante una operación naval que consistía en abordar al yate Giralda. Tres años más tarde fue desactivado un artefacto explosivo en un puente cercano al club de Mar y Porto Pí. Hace cuatro veranos activistas etarras atentaron con un artefacto contra un edificio de una residencia de militares y otro hizo explosión en un chalé que ocupaban cerca de la cárcel de Palma.

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