Gospic, ciudad fantasma
La población se ha atrincherado en los sótanos tras el ataque serbio
Entrar en Gospic bajo un chaparrón un mediodía de verano es como llegar a ciegas a una ciudad fantasma. Los daños de los sangrientos combates de 1993 entre croatas y serbios de la Krajina ocultaban ayer cualquier vestigio del bombardeo con cohetes del martes.
Sin embargo, el ronquido sordo de tres granadas de mortero de 120 milímetros lanzadas desde la cercana aldea de Ostrovica se fundían con los truenos de la tormenta. Los chetniks, como despectivamente llaman los croatas a sus enemigos, ya habían despertado a los 10.000 habitantes de Gospic, a unos 300 kilómetros al norte de Split, con tres salvas de metralla a las siete de la mañana de ayer.
Las calles vacías de la primera ciudad croata atacada por los serbios secesionistas desde que comenzó la ofensiva del Ejército de Croacia en Bosnia occidental, la retaguardia de la Krajina, transmitían una infinita sensación de tristeza. No había niños. El estado de alerta general decretado por las autoridades militares el martes arrojó a los refugios y a los sótanos de Gospic a la población civil.
Muchos no se habían movido aún de allí al mediodía de ayer. Policías con Kaláshnikov al hombro y soldados, decenas de soldados, patrullaban en las encrucijadas o montaban guardia en edificios estratégicos. Algunos padres han preferido trasladar a la cercana localidad de Karlobag, a unos 40 kilómetros de distancia, en la costa del Adriático, a todos sus hijos.
Es rubia y lleva un traje muy ceñido. Pero es oficial de Inteligencia del Ejército de Croacia (HV). En el destartalado cuartel del HV en Gospic, esta oficial con rango de capitán cortaba de raíz cualquier solicitud de información. "Estamos en estado de alerta general. No hacen bien ustedes en ir solos por ahí".
Sin embargo, el atribulado jefe de la Policía de Gospic despara ofrecer sus datos. En una antesala de su despacho de ceremonias, sentado con sus adjuntos a ambos lados, aseguraba: "Todo va bien". El jefe policial afirmó que sólo se registraron el martes daños en algunos cristales y ventanas de una zona situada al este de la ciudad. "¿Que dónde está la gente? Están todos en los sótanos de su casa. La alerta dictada por las autoridades así lo aconseja".
Con una comisaría desproporcionada por su número de agentes para una localidad de tan sólo 10.000 habitantes, la ciudad fantasma de Gospic importaba poco para dos jóvenes que conversaban junto a una cerca de una casa de las afueras de la ciudad
"Estamos hartos de permanecer encerrados en los refugios. Teníamos ganas de tomar un poco el aire", aseguraba uno de ellos. Eran prácticamente los únicos seres humanos sin uniforme que ayer transitaban por las calles vacías de Gospic.
Autoestop con pistola
En el puesto de control situado en la carretera de salida de Gospic hacia Karlobag un policía militar dio el alto con un gesto seco. "¿Les importaría llevar a estos dos señores", preguntó con amabilidad. No parecía aconsejable negarse; dos soldados del HV uno de ellos con una pistola enfundada en la sobaquera, ocuparon el vehículo. "Ayer cayó un cohete al lado de la escuela", explicaba el soldado de la pistola, "menos mal que los niños están ahora de vacaciones; en las últimas horas los chetniks no han dejado de bombardeamos, pero no creo que haya habido víctimas". En la carretera que desciende en picado desde el paisaje semialpino de Gospic hacia el desierto de piedra y agua salada de la costa adriática, el mismo soldado se negaba a hablar sobre la importancia de las actuales operaciones militares de su Ejército. "No le puedo decir si esta va a ser la ofensiva definitiva, sólo sé que tenemos que ganar ahora la guerra para poder reconstruir nuestras casas", explicaba.Su compañero de armas, que hasta ese momento había permanecido mudo, se permitió hacer una incursión diplomática en la conversación: "Claro que tenemos que ganar la guerra cuanto antes y recuperar nuestro territorio, pero Europa nos para los pies, y las Naciones Unidas nos impiden defender nuestro propio país", explicaba con los ojos perdidos en la isla de Pag, que cierra
La ONU abandona Zepa
La zona protegida de Zepa, en Bosnia oriental, conquistada por los serbios de Bosnia hace una semana, dejará de tener cascos azules. La ONU anunció ayer su decisión de retirar del área a los 150 soldados franceses, rusos y ucranios. La medida tiene un doble significado: por un lado, el reconocimiento de que ya no hay papel alguno que desempeñar en Zepa, tras su captura, a pesar de que quedan escondidos en los bosques y cuevas que rodean la localidad miles de civiles que huyen de la persecución serbia; por otro, evitar que el general serbobosnio, Ratko MIadic disponga de un potencial grupo de rehenes en el caso de que la OTAN decidiera hacer uso de la fuerza.Sin observadores militares de la ONU en zona serbia, tras los bombardeos del 25 y 26 de mayo, y sin soldados en Srebrenica y Zepa, la ONU ya sólo tiene que preocuparse por sus hombres en Gorazde, todos los demás están en territorio seguro: en zona controlada por el Gobierno
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