B. B. King levanta pasiones en la clausura
B. B. King siempre es noticia de primera página. Allí donde vaya está acostumbrado a le vantar pasiones, pero su reciente colaboración con el guitarrista flamenco Raimundo Amador encierra un significado muy especial para el público español, y la alianza entre las guitarras de ambos, Lucille y Gerundina, se ha convertido en uno de los acontecimientos musicales del año. Poco antes del concierto de clausura de la 30 edición del Festival de Jazz de San Sebastián, el bluesman daba un repaso rápido a un historial envidiable que, entre otras proezas, recoge 74 discos grabados en 46 años de carrera. "En 1948 trabajaba de pinchadiscos en la radio y tocaba en directo todas las noches, a veces en locales absolutamente vacíos" recordaba, "un año más tarde obtuve mi primer éxito con *el disco Three O' clock blues y a partir de entonces nunca tuve que volver a casa en autoestop y pude pagar regularmente a mis músicos".Su filosofía no ha variado un ápice desde entonces. Insiste en hermanar todos los estilos sin distinción de orígenes culturales o raciales: lo importante es practicar.