Enseñar a investigar en la universidad española
Leemos con asombro la carta al director titulada Investigar en España, publicada en su periódico el 3 de julio de 1995. Asombrados, porque creemos entender de ella que la penosa situación laboral de los contratados de reincorporación del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) es consecuencia de la tan cacareada endogamia de la universidad española y de las justas aspiraciones de estabilidad de los "candidatos internos" de la universidad. Desde nuestro punto de vista, estos contratados del CSIC carecen de la información adecuada o, lo que es peor, están siendo malévolamente informados con objeto de enfrentar a dos colectivos que comparten los mismos problemas. En la universidad también hay una bolsa de contratados que ejercen la docencia y la investigación, con una edad media de 35 años, involucrados en programas y proyectos nacionales e internacionales de investigación, dirigiendo tesis doctorales y tesinas, y que de igual manera han sido abandonados a su suerte después de muchos años de compaginar docencia e investigación. Asimismo, con estancias de uno, dos (y más) años en otros centros de reconocido prestigio y sujetos a concursos públicos de méritos cada dos o tres años, cuando no anualmente.Sin ánimo de entrar en descalificaciones, agravios comparativos ni polémicas estériles, nos gustaría que los contratados del CSIC también fueran informados sobre la diferente composición de los tribunales que resuelven los concursos en el CSIC (designación directa por el propio centro) y en la universidad (tres de sus cinco miembros elegidos por sorteo entre todos los integrantes del área), y sobre la diferencia entre el número de investigadores procedentes del CSIC que han obtenido plaza en la universidad y los procedentes de la universidad que han obtenido plaza en el CSIC (donde, por cierto, los méritos docentes no se consideran en los baremos de evaluación, ni en segundo lugar ni en ninguno). Que conozcan los salarios que percibimos los contratados de universidad y las distintas condiciones de infraestructura (cierto es que mejoradas en estos últimos años) en las que realizamos nuestra labor investigadora. Que les digan el número real de plazas de cada área que ofrecen las universidades anualmente; quizá se sorprendan al saber que la solución que les brindan se reduce a una o dos plazas dispersas por el territorio nacional, en universidades donde endogámicamente se pretende dar estabilidad a "candidatos internos" de los descritos anteriormente, además de consolidar grupos docentes y de investigación que han demostrado su calidad a lo largo de años de precariedad, y cosechar los frutos de la inversión que cada universidad (y este país) ha realizado en ellos.
No creemos que éste sea el momento de, enfrentamientos entre contratados de un mismo, ministerio, el MEC, sino de aunar esfuerzos para dar fin a esta situación absurda que vivimos todos, derivada de una ausencia de planificación y de objetivos a medio y a largo plazo en la política científica y docente. ¿Para qué hemos hecho en este país el esfuerzo de formar investigadores y docentes investigadores?, ¿para que los aprovechen otros países en una ya larga tradición española?, ¿por qué ni la empresa privada ni la pública son capaces de absorber a nuestros propios especialistas?, ¿por qué, ya no es nuestro objetivo acercar nuestra tasa de investigadores y docentes a la de los países del entorno? Ah, y además apoyamos las justas reivindicaciones laborales de los contratados del CSIC... Desafortunadamente para todos, los PNN vuelven á ser noticia...-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.