Todo vale si tiene 'swing'

En su segunda noche, el Festival de Jazz de Vitoria ofreció la posibilidad de vivir una misma música bajo dos puntos de vista casi opuestos y comprobar que la sabiduría popular no se equivoca al afirmar que los extremos se tocan. En el polideportivo de Mendizorrotza se tocaron, y mucho. La aparente ortodoxia de la pléyade de jóvenes monstruitos capaces de tocar cualquier tesitura que se les ponga por delante que abrió la noche tendría que haber chocado casi frontalmente con la estética un tanto hortera (pero siempre entrañable, eso sí) del show business estilo casino de Las Vegas de Tony Bennett. Pero no fue así, y para demostrar lo indemostrable Bennett invitó al trompetista Roy Hargrove a compartir un tema de corte ellingtoniano, y el joven tejano (24 añitos y ya en la cresta de la ola) se quedó acompañando al viejo maestro todo lo que quedaba de concierto y la sonrisa de ambos denotaba a las. claras que el bueno de Ellington, una vez más, no se había equivocado al afirmar que nada tiene sentido si no tiene swing. En Mendizorrotza quedó claro que todo vale si tiene swing.En realidad, todas las afirmaciones anteriores habían quedado ya confirmadas durante la tarde, cuando los Junk Genious de la Knetting Factory neoyorquina arrasaron en la sala Araba con un jazz prospectivo, valiente y arriesgado que partiendo de premisas conocidas se lanzaba al vacío en un constante triple salto mortal sin red. Y a la salida de un concierto excesivamente intelectual (lo que no es ni un defecto ni una virtud), en la misma calle de Postas, el contraste con la alegría y la sensualidad dicharachera de la Olympia Brass Band, la más antigua banda callejera de Nueva Orleans (¡fundada en 1883!), que pasea por las calles de Vitoria las más puras esencias de los desfiles y funerales que marcaron los cimientos del jazz. Un contraste complementario, reconfortante.

Por la noche, el polideportivo alavés recibió a los Jóvenes Maestros (con este rimbombante nombre se presentan a sí mismos), liderados por Roy Hargrove. Jazz serio, un tanto conservador y tremendamente virtuosístico. Potencia tanto en el saxo de Jesse Davis como en la trompeta de Hargrove, elegancia en el piano de Stephen Scott y el ritmo en el contrabajo de Christian McRide.