Cristina abre la puerta grande

Cristina Sánchez se subió anoche al trono del toreo, donde se sentó tras alcanzar la gloria de abrir la puerta grande de Las Ventas en su triunfal y triunfalista debú. Lo de triunfalista es por la polémica de la oreja que cortó al quinto novillo después de un pinchazo y un feo espadazo bajo, del que salió trompicada; pero el presidente aplicó la letra del reglamento, se guardó el espíritu y, como había mayoritario floreo de pañuelos en los tendidos, concedió el trofeo. Las féminas, que abarrotaron los tendidos en mayor número que en otros festejos, aplaudían a rabiar, con muchísima pasión, viendo cómo una mujer hacía historia y se elevaba al olimpo.Al margen de polémicas, la madrileña hizo méritos para destacar y demostrar que es un torero, ni más ni menos. Aplicó poder, torería y distancia a sus dos enemigos -que, como todos, salieron abantos, mansearon en el primer tercio y fueron mejorando hasta morir casi como bravos-. Todo ello adornado con variedad y madura serenidad. Aunque, también como los hombres toreros de hoy, lidió de forma ventajista en bastantes de las suertes.

Muchos más ratimagos de este tipo evidenció Pepe Luis Gallego, quien sólo apuntó tibios detalles de clase. Se fajó en mayor grado el debutante Carlos Pacheco, quien además le echó enorme valor y decisión.

Con esos arcanos y también gran variedad triunfó en el tercero y por ese camino de santa torería iba en el sexto pero sus fallos con la tizona le impidieron salir también por la puerta grande.