Lo invisible
Un escáner, si lo he entendido bien, es una red invisible en cuyas mallas se enredan conversaciones con las que puedes negociar la presidencia de un banco o la vicepresidencia de un Gobierno. Y luego dicen que el pescado es caro. Me imagino que en esas, redes entra de todo: fletanes, merluzas, chanquetes, rodaballos... La función del experto consiste en separar unas especies de otras y congelar las más valiosas para su utilización posterior. También se pueden vender conversaciones frescas, pero éstas, además de costar un riñón, se descomponen enseguida, especialmente en la época estival.Los pescadores andaluces, a la espera de un acuerdo que no acaba de llegar, tienen que quedarse asombrados con la existencia de estas artes que no necesitan ser remendadas y con las que se capturan cosas invisibles con más valor nutritivo, sin embargo, que un kilo de chanquetes. Y es que el cuerpo no vende. Ahora lo que tiene valor es lo invisible, es decir, las voces. Las empresas de sexo. telefónico, por ejemplo, están haciendo su agosto vendiendo voz, ni siquiera estilo, como Sinatra, si no voz a secas, sin elaborar, en bruto. Llamas por teléfono a una de estas empresas y pagas el precio de un cargamento de fletán por tres o cuatro minutos de voz ronca o por unos jadeos invisibles.Si yo fuera armador, vendía la flota y me compraba un escáner para lanzar redes inmateriales desde la terraza. El futuro está en lo intangible, lo inmaterial, lo fantasmal, las voces. Quá es eso de mancharse la manos manipulando sardinas. Fíjense en. las empresas de, imagen, que se han hecho de oro sin levantar una escama; o en los que se han dedicado, a pescar en el río revuelto de los fondos reservados, invisibles por su propia naturaleza. Y todo ello con la ventaja de no tener que negociar con Canadá o Marruecos, que siempre es un alivio.
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