_
_
_
_
_

Ruiz-Gallardón propone a PSOE e IU listas abiertas en las próximas elecciones

Javier Casqueiro

El primer discurso de Alberto Ruiz-Gallardón, del PP, en su investidura como nuevo presidente de la Comunidad de Madrid se prestó a las dos interpretaciones que perseguirán todos sus movimientos en el futuro. Por un lado, tender alfombras a su carrera política. Por otro, reclamar al Estado el dinero que necesita para actuar en Madrid. Ayer, ante el pleno, que inauguró la IV legislatura de la Asamblea, Ruiz-Gallardón lanzó primero una propuesta de índole nacional, que él calificó "de vanguardia", al anunciar su propósito de modificar la ley electoral. Y avanzó su intención de introducir, "por primera vez en España, la facultad del ciudadano de optar no sólo por una u otra de las distintas candidaturas que presenten las formaciones políticas, sino, además, elegir directamente a los distintos candidatos".Luego, tras la traca para la galería nacional, que aguarda sus ideas con expectación tanto en su partido como desde la oposición, detalló durante los 74 minutos que duró su intervención un total de 104 medidas prioritarias para Madrid. Un resumen de las 1.300 actuaciones que ha pensado, fundamentalmente para generar empleo, y, que ya ofreció en su programa electoral. Reivindicaciones que en su inmensa mayoría tienen destino en los presupuestos del Estado, de los que solicitará un aumento en la financiación para Madrid de 300.000 millones de pesetas.

Más información
Ruiz-Gallardón ficha a un edil díscolo del alcalde

Ruiz-Gallardón alertó en la campaña electoral de su intención de modificar el sistema electoral de la Comunidad. Ayer preciso esa oferta, "que probablemente algún día veamos recogida en la legislación nacional", apostilló enigmáticamente.

Poco después de comenzar su primer discurso institucional como futuro presidente madrileño, Ruiz-Gallardón concretó cómo piensa lograr en estos cuatro años ese objetivo "de acercar los elegidos a los electores". Y aportó tres alternativas para el debate: "Mediante la apertura de las listas electorales, que en estos momentos son bloqueadas y cerradas, o bien mediante el establecimiento de un sistema electoral de distritos uninominales siguiendo el modelo anglosajón. La segunda de las fórmulas exigiría la reforma del estatuto de autonomía y la primera no. Tampoco es descartable una fórmula mixta en la que de la circunscripción única actual pasáramos a cinco en el territorio de nuestra Comunidad, complementando esa modificación con la apertura de las listas

Sólo se guardó una baza: no quiso manifestar cuál de esas opciones posibles es su preferida. Sí adelantó Ruiz-Gallardón que no impondrá; sus ideas por la fuerza que le otorga la mayoría absoluta. Pretende con esa medida que los ciudadanos vuelvan a confiar en los políticos, en sus gobernantes, pero siempre que se pueda consensuar esa modificación de la ley electoral con PSOE e IU.

En trance de retirada Joaquín Leguina, que abandonará su escaño esta semana, el nuevo portavoz del PSOE, Jaime Lissavetzky, adelantó en los pasillos de la Cámara que la fórmula de abrir las candidaturas no le desagrada. Sí le disgustó el discurso: "Ha sido plano, de vuelo corto, y ha perdido la brillantez que tenía en la oposición". Lissavetzky coincidió con el presidente de IU, Angel Pérez, al señalar que Ruiz-Gallardón había cambiado el orden de las iniciales de su primer apellido para trasmutarse "en GR, el gran reivindicador". Pérez fue más allá y denunció que el nuevo presidente confía demasiado sus ambiciones en la Administración central, Sin embargo, Pérez no ve con buenos ojos abrir las listas porque perjudicaría a IU: "Sólo fomentaría el bipartidismo, llenaría las Cámaras de caras famosas y, además, Madrid no necesita dividirse en circunscripciones".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

El nuevo presidente de la Comunidad repite en su investidura un resumen de su programa antiparo. Las listas abiertas inexistentes todavía en España, son la carta de presentación del "nuevo estilo" de, gobernar que propugna el actual presidente de la Comunidad de Madrid. El resto, o sea las medidas a desarrollar para resolver problemas, dice que las tiene todas en los 500 folios que ocupa su programa electoral.

Precisamente con el hilo conductor de su programa, Ruiz-Gallardón se había preparado 66 fólios para desarrollar en el día que más ha aguardado desde que hace ocho años compitió por primera vez a la presidencia regional. Enamorado de futuro, no quiso mirar atrás. Ni por tanto analizar y criticar la gestión socialista de los últimos 12 años porque quiere apostar, dijo, por no emular a la mujer de Lot, el personaje bíblico que se petrificó en estatua de sal por retroceder la vista sobre sus pasos.

Por tanto, para hablar de futuro, se, refirió a su programa "del cambio", que entiende como un contrato con los ciudadanos. Sólo se permitió una alusión al negativo presente económico, pero para apuntar, incluso, que tiende a mejorar pese a los 413.820 parados registrados.

Plan de choque contra el paro

Esa cifra le sirvió para introducirse en el primer plan, el de choque contra el paro, de los 69 proyectos y actuaciones que luego se entretuvo en seleccionar y que entremezcló con las 35 leyes o modificaciones legislativas que piensa abordar. La mayoría de ellas ya en el primer año.

En el horizonte de la legislatura, dentro de cuatro años, Ruiz-Gallardón se ha puesto la meta de generar al menos 200.000 puestos de trabajo netos. Para ello, además de llamar a la concertación a los sindicatos, que ayer vieron "más sombras que claros" en su intervención, Ruiz-Gallardón presume -que contará sobre todo con la participación de la Administración central. Fue ése el pañuelo en el que más se confió.

Al Estado reclamó que cuanto antes contrate y ejecute el Plan de Infraestructuras, las obras hidráulicas comprometidas, la ciudad aeroportuaria, el tren de alta velocidad con Europa. También que incremente las inversiones territorializadas y la supresión del impuesto del valor añadido (IVA) en las obras municipales.

Y prometió incentivos a la inversión con algunas medidas que sí están en manos de su ejecutivo, como el aumento de los avales a pequeñas' y medianas empresas, la reducción en un 50% del impuesto de actividades económicas (IAE) hasta el 20% del recargo actual y su supresión para las nuevas empresas los dos primeros años. Una larga retahíla de anuncios que completó con algunas reformas ya conocidas previstas en su administración, como un nuevo modelo de contratación inferior a los 90 días, la reducción de nueve a siete consejerías, la eliminación de las subdirectores generales.

El dinero que le exige al Estado, esos 300.000 millones que equipara al Plan Estratégico del Llobregat, se acompañarían de otras dotaciones, también estatales, cuando se resolviesen algunos incumplimientos (infraestructuras) e injusticas tributarías ("Madrid aporta mucho más que lo que recibe"). Además, augura que con las nuevas prioridades de los presupuestos regionales podrá aumentar cada año en 30.000 millones el capítulo de las inversiones, hasta alcanzar los 120.000 millones en cuatro años.

No se olvidó de recordar, en la médula de sus ofertas, el plan de privatizaciones y racionalización del sector público regional que, pondrá en marcha este mismo otoño. Un plan que se comprometió a culminar en 12 meses desde la aprobación de la ley que lo regulará y que dejará a la Comunidad, al final de la legislatura, con sólo una empresa pública y (el Metro) y un ente (el Canal de Isabel 11). Sobre Telemadrid repitió que será privatizada cuando la ley estatal de los canales autonómicos lo permita.

Telemadrid es precisamente uno de los sacos sin fondo de la deuda acumulada en estos años por los gobiernos socialistas, más de 30.000 millones. Ruiz-Gallardón cifró ayer la deuda total de la Comunidad, con entes, empresas y organismos, en 612.000 millones de pesetas. Ramón Espinar, el consejero de Hacienda saliente, se la rebajó a 500.000.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_