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El Reichstag se convierte en catarata congelada

La policía investiga el lanzamiento de una flecha que trató sin éxito de quemar la obra

Los alrededores del Reichstag en Berlín se convirtieron ayer en una auténtica romería con toda clase de peregrinos: turistas y mirones, hinchas futbolísticos y japoneses con cámaras de fotos, perros y niños. Todos acudieron a contemplar el espectáculo del legendario edificio, que ayer quedó recubierto del todo, atado y bien atado, por obra y gracia del artista búlgaro Christo Javachef y su esposa, la francesa Jean Claude de Guillebon. Un portavoz de Christo denunció un intento de sabotaje contra la polémica obra de arte: una flecha ardiendo fue disparada contra el pórtico frontal, ardió un momento, creando un pequeño agujero, y se consumió entre el material ignífugo. La policía investiga el ataque.

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El histórico edificio permanecerá así dos semanas, hasta el próximo 7 de julio, cuando recobrará su aspecto habitual. En la tarea de recubrir el Reichstag Christo empleó el mismo tiempo que requirió, según la Biblia, la creación del mundo. El clima jugó una mala pasada a los artistas, Christo y Jean Claude, y retrasó un día los trabajos, con lo que se llegó a la cifra cabalística de siete. El encargado de la dirección de las obras, el fotógrafo alemán Wolfgang Volz, quien desde 1971 trabaja en exclusiva con Christo y Jean Claude en todos sus proyectos, explicó que el retraso aumentará el presupuesto de la obra hasta un total de 15 millones de marcos (1.275 millones de pesetas). Así, el empaquetado artístico del Reichstag seguirá el mismo camino que la obra de restauración del edificio como futuro parlamento alemán, que se ha convertido en un verdadero pozo sin fondo y ha devorado ya mucho más del presupuesto previsto.El viernes al mediodía quedó cubierto todo el edificio, pero ayer, todavia a primeras horas de la tarde, un puñado de escaladores permanecían colgados de una de las torres, ocupados en remeter los faldones y asegurar las cuerdas.

Temor a los hinchas

Para hoy está previsto retirar la cerca que rodeó el edificio durante las tareas de empaquetado. Parece que la cerca podría ya haber sido retirada ayer, pero existía cierto temor debido a la presencia de los hinchas futbolísticos desplazados para la final de la copa alemana, gente propensa al gamberrismo. El resultado de la cobertura del Reichstag no cabe duda de que ha sido espectacular. El Reichstag de tonos oscuros y tristes, a tono con su pasado siniestro, ha quedado convertido en una especie de catarata congelada. De cerca, la cobertura de fibra aluminizada no destaca tanto, pero con la distancia, desde el ferrocarril transurbano y con un día soleado como ayer, el Reichstag resplandecía y, como comentó un joven, "emite buenas ondas".La explanada en los alrededores del Reichstag era ayer una fiesta en la que se mezclaban los hinchas con las bufandas del Borussia Moenchengladbach, desplazados para la final de copa que se jugaba ayer, con padres de familia que cargaban a sus niños al hombro o los transportaban en el sillín de la bicicleta. En medio de aquella promiscua marabunta se movían los chicos y chicas monitores, encargados de repartir papeles con datos sobre la obra de Christo y señora.

Lena, una chica rubia y alta, de 19 años, que acaba de concluir su bachillerato, explica que le pagan por sus seis horas diarios de trabajo como monitora 8,75 marcos por hora (750 pesetas). Para Alemania se trata de un salario ínfimo, la mitad de lo que gana una asistenta de limpieza, pero Lena se muestra contenta y motivada: "Nos dan buena comida y el transporte. Además, podré vender la camiseta que llevo. Ya me la quisieron comprar varias veces. También nos van a entregar un grabado firmado por Christo". De la semana pasada ante el Reichstag, Lena recuerda sobre todo "los locos que pasaban por aquí a primera hora de la madrugada. Muchos venían vestidos de forma extravagante, y hasta alguno venía con su gato al hombro".

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