La filtración de los documentos de Perote amenaza con dejar al descubierto la red de espías del Cesid

La filtración de documentos secretos de la que el juez militar ha acusado al coronel Juan Alberto Perote no sólo ha descabezado al Cesid. y llevado ante los tribunales a su director dimisionario, Emilio Alonso Manglano, sino que amenaza con dinamitarlo. La difusión de los documentos con las identidades reales de numerosos agentes que se llevó consigo el ex jefe de la Agrupación Operativa del centro pende como una espada de Damocles sobre la red de espías y colaboradores tejida en los últimos años por el servicio secreto español. "Es un riesgo añadido que se asume", afirman fuentes próximas al Cesid.

"No podemos desmantelar el resultado de más de una década de trabajo sólo porque exista la sospecha de que puede quedar al descubierto", afirman las mismas fuentes, que reconocen que una de sus mayores preocupaciones es impedir que documentos comprometedores caigan en manos hostiles. El Cesid cuenta con unos 2.000 agentes y numerosos colaboradores. Más de 300, dedicados a las tareas más delicadas, están en la Agrupación Operativa que dirigía Perote.A medida que se van conociendo detalles de la documentación sustraída, más grave se hace el diagnóstico sobre la dimensión del daño causado. El vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, admitió el miércoles en el Congreso que la fuga del Cesid de cuantiosa información secreta afecta a la seguridad física de personas que realizan misiones en otros países y que han estado o están en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico".

No obstante, las fuentes consultadas consideran "prematuras" medidas tales como suspender misiones de infiltración en organizaciones criminales, algunas aún incipientes, cambiar la identidad y cobertura de los agentes o trasladarles de destino, en los casos en que ello es posible. Sólo cuando ha habido indicios claros de que la seguridad de algún colaborador del centro estaba en riesgo se han tomado medidas preventivas.

Declaración secreta

Según la denuncia presentada ante el Juzgado Togado Militar Central número 1, el coronel Pe rote, a su salida del Cesid en no viembre de 199 1, se llevó consigo 1.200 microfichas que contenían las notas de despacho enviadas al director del centro entre no viembre de 1982 y octubre de 1989, así como numerosos documentos, incluidos los balances anuales del servicio secreto de aquel periodo y cintas con con versaciones telefónicas.

Desde la marcha de Perote, el Cesid ha estado atento a cualquier síntoma que pudiera revelar el trasvase de la información a servicios de inteligencia o gobiernos extranjeros, así como a ETA u otras organizaciones criminales, pero sólo se ha constado la filtración de documentos a algún medio de comunicación.

En su declaración ante el juez togado militar, el coronel Manuel López Fernández, sucesor de Perote, detalló el contenido de los documentos sustraídos, para demostrar que afectan a la seguridad nacional. Ante la gravedad de la información aportada (supuestamente relativa a operaciones antiterroristas, topos del Cesid, empresas utilizadas como tapadera, identidad y domicilio de agentes y colaboradores), el juez decidió declarar secreto su testimonio, aunque lo había prestado en presencia del abogado de Perote.