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El Gobierno chileno aprovecha el encarcelamiento e Espinoza para demostrar que 'no marca el paso'

Juan Jesús Aznárez

ENVIADO ESPECIAL.El Gobierno del presidente Eduardo Frei trata de aprovechar el encarcelamiento del brigadier Pedro Espinoza para demostrar que, pese a las limitaciones constitucionales del poder civil y los descarados movimientos intimidatorios de las Fuerzas Armadas para lograr concesiones, la democracia chilena no marca el paso y ha conseguido que comience a ejecutarse la sentencia dictada el pasado 30 de mayo.

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Consciente de que la imagen de estabilidad del país sufrió con el virtual desacato castrense al histórico pronunciamiento de la Corte Suprema, el Ejecutivo movilizó a sus portavoces y todas las declaraciones de ministros y funcionarios subrayan ahora la necesidad de separar los dichos de los hechos. "Ha funcionado el Estado de Derecho y Contreras [general retirado condenado a siete años por el asesinato del ministro de Exteriores Orlando Letelier] acabará en prisión como Espinoza", dijeron ayer fuentes oficiales.Contreras, que pasó de estar fresco como una lechuga en su finca del sur de Chile a padecer un cuadro clínico acumulativo y preocupante, permanece ingresado en el hospital naval de Talcahuano sometido a nuevos exámenes y de momento cumple con lo prometido: no pasar ni un solo día en la cárcel.

El jefe de la II Zona Naval, contraalmirante Jorge Balaresque, responsable del Centro Hospitalario Militar, donde se refugió el ex director de la policía secreta de la dictadura (1973-90), negó que el instituto armado vaya a entorpecer la justicia. "La gente tiene que tener absoluta calma y tranquilidad, porque todo lo que se ha hecho hasta el momento ha sido de acuerdo a la ley". Y, efectivamente, todas las advertencias castrenses se ajustaron siempre a la legalidad: los ejercicios de enlace con la cara tiznada de corcho quemado de1990, el boinazo de 1993, la escandalosa operación de las tres armas para sacar a Contreras de su finca e internarlo en el hospital naval, las declaraciones del jefe del Ejército, Augusto Pinochet, criticando el fallo, de la Corte Suprema, o incluso el inquietante y reciente sobrevuelo de Santiago de un caza de combate rompiendo la barrera del sonido. Nada tipificable como delito en los códigos.

Un funcionario del Gobierno, miembro de la Democracia Cristiana, admitía ayer las imperfecciones de la democracia chilena y la extendida percepción de que se cuadra ante los generales, pero recordó que son resultado de las imposiciones castrenses para permitir la transición hacia la democracia. Este portavoz destacó sin embargó- que dentro de las posibilidades y el estrecho margen de maniobra de las fuerzas civiles se consiguió después de 19 años juzgar el asesinato de Letelier, ocurrido en Washington y excluido de la Ley de Amnistía de 1978 por presiones de EE UU. "Cuando llegamos al Gobierno en 1990, el proceso del caso Le telier estaba muerto. Logramos resucitarlo en el Congreso y en el Senado y que pasara de la justicia militar a la civil con tribunales independientes".

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