Ingenieros industriales apadrinan a los estudiantes en su 'bautizo' profesional
Marta Román tiene 22 años y estudia cuarto curso de Ingeniería Industrial en la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC). Cada martes desde hace unos cuantos meses toma el tren en su ciudad, Sabadell, y viaja a Barcelona, donde coge el metro en dirección a Badalona. Se apea en la última estación de la línea y camina más de un cuarto de hora hasta llegar a su cita semanal con Isabelle Aitcin, una joven ingeniera industrial que dirige las obras de un nuevo centro comercial. Isabelle es la madrina de Marta. Aunque no la de bautismo, sino la profesional.La misión de la ingeniera es desvelar a su ahijada los intríngulis del oficio y mostrarle cómo aplicar la teoría que ha aprendido en la carrera. Ambas participan en el programa piloto de apadrinamiento de la UPC, que consiste en poner en contacto a estudiantes -como Marta- con profesionales -como Isabelle-. Un centenar de alumnos de cuarto de Ingeniería Industrial de la Politécnica de Cataluña participan en esta experiencia totalmente nueva en España, pero muy extendida en otros países.
Lo explica Isabel Puig, ingeniera industrial, responsable en Cataluña de los asuntos comerciales de la constructora Fercaber -del grupo francés Bouygues-, para la que también trabaja Isabelle Aitcin, nacida hace 27 años en Sherbrooke (Canadá) y formada en la universidad de su ciudad. Puig estudió los últimos años de su carrera en la École Centrale de París (Francia), donde fue pupila de un ingeniero de Bouygues. La ayuda de su preceptor le fue de perlas. No sólo vivió de cerca la profesión, sino que acabó consiguiendo un empleo en la empresa.
Ahora que la UPC ha puesto en marcha el programa, Puig se ha apuntado rápidamente a él, como también lo ha hecho su colega y compañera de trabajo Isabelle Aitcin. En total, una cincuentena de ingenieros industriales colaboran en el proyecto, algunos de ellos con cargos de responsabilidad en importantes empresas. "La experiencia es genial para el alumno", opina Puig, "porque cuando estudias no tienes ni idea de qué es lo que hace un ingeniero". Además, se apresura a añadir, le sirve a la empresa, ya que "siempre hay una mayor predisposición a contratar a alguien que se conoce, se sabe cómo es y cómo trabaja".
Relación útil
Aitcin asiente y agrega que al profesional también le es útil la relación con el ahijado. "Es muy gratificante. Cuando viene Marta me relajo y dejo a un lado las preocupaciones", comenta. Para Marta, el contacto con el trabajo en el sector de la construcción- ha sido todo un descubrimiento: "He aprendido que una directora de obra tiene funciones que jamás hubiera imaginado, como coordinar, gestionar y, a veces, hacer de psicóloga. Ahí está la gracia, en la variedad de quehaceres, y también en lo libre que es esta profesión".
El alumno Javier Bonet, de 22 años, pidió un padrino del sector educativo o bien que su ámbito fuera la robótica. Le correspondió el propio rector. El estudiante recuerda: "En un principio, pensé que el trabajo del rector sería muy aburrido. Pero no es así. Estuve toda una mañana con él y la verdad es que hizo muchas cosas y variadas. Solucionó varios problemas. Tuvo una entrevista con una persona importante y hablaron de asuntos serios".
Entre los padrinos, hay íngenieros con cargos de dirección en importantes empresas. Como Josep Vila, director general de Aguas de Barcelona. Vila dice que, para él, la experiencia ha sido "muy interesante": "He podido comprobar que los estudiantes de hoy tienen algunas inquietudes que ya sentíamos en mi época, como la preocupación por encontrar un empleo, si bien hoy es mayor, y la impresión de que la carrera es demasiado generalista. No comprenden aún que es una ventaja, porque una formación general se adapta a cualquier actividad y que la profesión no llega a conocerse bien hasta después de 20 o 30 años de trabajo".
Otro padrino, Josep Maria Giró Roca, director financiero de Danone, asegura que le habría gustado que un ingeniero le hubiera apadrinado cuando él estudiaba. "Creo poco en la transferencia de la experiencia, pero sí me siento capaz de ayudar a los jóvenes a entender la vida profesional", señala.
Isabel Puig ve más útil la participación en el proyecto de ingenieros jóvenes. "A los alumnos les da más confianza, y los padrinos disponen de más horas para estar con ellos". También cree que lo mejor es que las alumnas sean apadrinadas por mujeres: "Tenernos que demostrar continuamente que valemos. Así es que si las estudiantes lo saben de antemano, mucho mejor".
Iniciativa importada
El rector de la UPC, Jaume Pagès, espoleado por el éxito que los programas de apadrinamiento tienen en otros países, se propuso importarlo. Y expuso el proyecto a sus compañeros de promoción en un encuentro celebrado con motivo de su 25º aniversario.La Asociación de Amigos de la UPC se encargó de poner en relación a los ingenieros con los alumnos. Los interesados rellenaron una solicitud en la que escribieron el sector de actividad preferido. Lo solicitaron 200 y únicamente se pudo atender a un centenar. Ante el éxito de la convocatoria, la UPC estudia ampliar la experiencia a otros centros.
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