Liposucción biológica contra la obesidad
Inyecciones de anticuerpos para destruir depósitos grasos
Investigadores genéticos y biólogos moleculares están probando nuevas y revolucionarias contra la obesidad, uno de los fenómenos más característicos de la sociedad del bienestar. Inhibidores de apetito producidos por ingeniería genética sustituirán a las curas de adelgazamiento, en su mayoría ineficaces. Los genes defectuosos que estimulan exageradamente las ganas de comer podrían ser reparados en el futuro. Las pruebas científicas no parecen todavía muy académicas: durante más de una década, los médicos británicos Chris Henshaw y David Flint han estado trabajando en el desarrollo de su medicamento, y ahora presentan ala opinión pública dos chuletas de cerdo. Ambas, del mismo animal, demuestran los efectos de una inyección milagrosa: una chuleta presenta la habitual tira ancha de grasa, mientras que la segunda sólo tiene un estrecho borde blanco. El misterio es que en esta última se habían introducido anticuerpos en el cerdo vivo a través de la capa de grasa y éstos habían eliminado una parte de las células adiposas del animal.Henshaw explicó que el ataque de los anticuerpos sobre la chuleta es una especie del "liposucción biológica". Los médicos británicos calculan que en dos o tres años el método estará lo suficientemente desarrollado para poder emplear la inyección adelgazante contra la grasa humana. Para esta cura adelgazante con medicamentos, ya patentada, los médicos quieren buscar en los tejidos humanos anticuerpos que puedan atacar células adiposas. Una segunda vía sería la inyección de células adiposas humanas en ratones. Los anticuerpos formados en los roedores se podrían inyectar a su vez en los humanos y emplearse contra sus depósitos de grasa. La inyección se aplicará en todas las zonas donde se hayan acumulado michelines, o gruesas capas de grasa, y se espera que elimine el tejido adiposo de una vez por todas.
"Lo bueno es que en el adulto las células adiposas no se reproducen, sólo hay una cifra determinada", explicó Henshaw, facultativo del Medical Research Council de Londres. "Una vez que se ha deshecho una de las células adiposas, ya no se puede acumular grasa". Según afirma, las otras células corporales no sufren daños si se dosifican adecuadamente los anticuerpos. Estas combativas partículas mueren una vez realizada su tarea.
Dietas aburridas
¿Adelgazar sin dietas aburridas o duros regímenes de hambre? Mientras que ambos investigadores británicos todavía especulan sobre el "tremendo mercado" de su inyección adelgazante, unos genéticos moleculares norteamericanos ya han hecho su negocio de futuro con la obesidad. Una empresa de biotecnología les ha pagado 20 millones de dólares (unos 2.600 millones de pesetas) por una licencia que da derecho a utilizar para el desarrollo de productos adelgazantes un gen recientemente descubierto. Las pruebas clínicas deben iniciarse a finales de este año. "Pocos descubrimientos compensarán tanto a una universidad comentó recientemente la revista científica Science. Una tercera parte de la "suma principesca" irá a parar a Jeffrey M. Friedman, de 36 años, y a sus dos colaboradores científicos de la Universidad Rockefeller, de Nueva York, que han aislado un gen importante para el control del peso y lo han reproducido en el laboratorio. El resto de la cantidad se destinará al centro universitario y al instituto de investigación de Friedman.Tan frustrante como la lucha de los obesos contra sus kilos de más había sido hasta ahora la búsqueda por parte de los científicos de los mecanismos moleculares del aumento y la disminución de peso. Ahora se considera que el descubrimiento del llamado gen ob por parte de Friedman es la clave para una mejor comprension de los procesos metabólicos que regulan el peso corporal.
¿Cómo se puede determinar una tendencia genética a estar gordo? Esta pregunta fue objeto de discusiones entre Friedman y 40 expertos internacionalmente reconocidos en metabolismo y alimentación en la conferencia de Dahlem, celebrada el pasado mes de mayo en Berlín. Los científicos investigan hasta qué punto el exceso de peso se debe a mecanismos biológicos o a comportamientos aprendidos, tanto en el laboratorio genético como mediante estudios con muchos cientos de familias, como los que se llevan a cabo en Quebec o en la Universidad de Marburg.
Este afán científico está relacionado con un fenómeno de la sociedad del bienestar que "en la actualidad se ha convertido en una verdadera epidemia", como obsérvó el psicobiólogo John E. Blundell, de la Universidad de Leeds. Este científico especula con la posibilidad de que "la tendencia a la obesidad en muchas culturas" se deba al "cambio de relación entre la biología y el entorno". Según él, el hombre occidental sólo ha tenido una alimentación suficiente en los últimos 50 ó 60 años, asociada a un empleo reducido de energía. Una situación única después de miles de años de evolución en los que la escasez de alimentos y el esfuerzo físico eran la norma. Blondell dice que "sencillamente, no nos hemos adaptado a esta nueva forma de vida".
En occidente, el número de gordos aumenta continuamente. En la pasada década, los norteamericanos han engordado en promedio casi cuatro kilos. Uno de cada tres estadounidenses o alemanes "tendría que adelgazar", según Hans Hauner, del instituto de investigación de diabetes de la Universidad de Dusseldorf. Hauner afirma que en Alemania, entre el 15% y el 18% de los adultos no están simplemente rellenitos, sino que son "adiposos'', es decir, claramente gordos, con consecuencias negativas para el metabolismo, el corazón y la circulación.
Frecuentemente, los orígenes de esta tendencia se remontan a la infancia. En ese sentido desempeña un papel importante la utilización de "la comida como recompensa", según Helmut Remschmid, especialista en trastornos de alimentación de la clínica de psiquiatría infantil y juvenil de Marburg. En lugar de cariño y atención, muchos niños reciben dulces y grasas, que frecuentemente "comen luego en sesiones de televisión que duran horas". Las chocolatinas, y las patatas fritas hacen engordar a muchos niños que entran en un círculo vicioso. Al ser rechonchos y gordos se convierten en individuos marginados objeto de burlas, sienten vergüenza y, al sentirse desgraciados, siguen comiendo, porque según Remschmid "es la única satisfacción que se pueden dar''.
Alimentación materna
Los científicos suponen que los genes que regulan el peso -como el descubierto por Friedman- sólo entran en funcionamiento con estímulos determinados.Un estudio holandés sobre hijos de madres infraalimentadas muestra que a veces se decide ya en el seno materno si una persona engordará o se mantendrá delgada. Las madres del estudio habían padecido hambre en los seis primeros meses del embarazo durante la ocupación alemana, en 1944. En la edad adulta sus hijos eran obesos con una frecuencia significativamente superior a la de los hijos de madres alimentadas normalmente. Wim Saris, de la Universidad de Limburg, explica este fenómeno por trastornos del hipotálamo fetal aún no completamente desarrollado. El científico desaconsejó por ello a las mujeres preocupadas por su figura el ponerse a dieta durante el embarazo.
Un terrón de azúcar de más
La segunda fase decisiva para el peso es la pubertad. Muchas veces -sobre todo en las mujeres- no se pierde nunca la grasa acumulada en esa edad. Una persona de peso normal consume cantidades enormes de sólidos y líquidos: unas 38 toneladas de agua, unas siete toneladas de hidratos de carbono y dos toneladas de grasa. A lo largo de 20 años, una persona que tome diariamente un único terrón de azúcar de más puede acumular un exceso de peso de 20 kilos. Pero, no son los dulces, ni tampoco la bollería rica en hidratos de carbono, el pan o las patatas los que se acumulan en el abdomen y las caderas. Es sobre iodo la grasa lo que lleva a la obesidad, como se dijo, en la conferencia de Berlín. Las personas que cubren sus necesidades calóricas en una gran proporción mediante grasas alcanzan rápidamente su necesidad diaria sin comer en realidad demasiado.
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