Los serbios de Bosnia liberan a 130 'cascos azules' y mantienen aún como rehenes a 14
"La crisis ha terminado", proclamó ayer Radovan Karadzic, líder de los radicales serbios de Bosnia, en su base de Pale, a unos 20 kilómetros al sureste de Sarajevo. Todos los rehenes, menos 14, han sido liberados; 38, en la frontera con la madre Serbia, y otros 92, levantando el cerco al que estaban sometidos en sus puestos de observación y de control de armas pesadas. Karadzic no ha perdido la oportunidad para advertir a la OTAN contra la tentación de nuevos ataques. "Cada uno ha aprendido de esta crisis... Lamentamos haber tenido que hacerlo...".
Jovica Stanisic, jefe de la policía secreta de Serbia y hombre del presidente Slobodan Milosevic, llegó a Pale en la noche del lunes para reunirse con Karadzic. Stanisic ya fue el principal muñidor de la liberación de los otros 232 cascos azules. Su misión era, según fuentes de Belgrado, "presionar" a los serbios de Bosnia y darles "consejo Político". La liberación ha sido presentada como éxito de Milosevic, cuya factura es el fin de las sanciones a Serbia. Francia, que tenía el contingente más numeroso de rehenes, dijo anoche que todos sus soldados han sido ya liberados.La ONU daba cuenta ayer de una creciente concentración de tropas gubernamentales bosnias en la zona de Visoko-Breza, a unos 25 kilómetros al noroeste de Sarajevo, informa Reuter. El número de soldados implicados, alrededor de 20.000 según una fuente anónima de la ONU, sugiere que las fuerzas armadas bosnias podrían estar haciendo preparativos para intentar romper antes del otoño el cerco de Sarajevo, que se prolonga desde hace más de tres años. El ejército gubernamental bosnio supera numéricamente a los radicales serbios, pero está en gran desventaja en blindados y artillería ligera y pesada.
La Fuerza de Protección de las Naciones Unidas (Unprofor) en Sarajevo no va a abandonar los siete depósitos de armas pesadas a los que ahora se levanta el cerco. El plan es consolidar las posiciones, reabastecer estos puntos y efectuar una rotación de hombres. "Nosotros no tenemos aún las garantías suficientes para poder considerar que estos hombres tienen libertad total de movimientos", afirmó ayer Gary Coward, portavoz de Unprofor.
El jefe de Unprofor en Sarajevo, general Hervé Gobilliard, exige a los serbios la salida protegida de estos hombres de sus puestos y su sustitución por otros de refresco. Este obstáculo y el hecho de que los serbios se reserven 14 rehenes hasta "final de la semana", arguyendo "problemas técnicos" -estaban siendo utilizados como escudos humanos en lugares de complicado acceso- pone sordina a la proclama de Karadzic. La crisis no ha acabado.
La comida sigue sin llegar
Un ejemplo de la tensión actual es la pertinaz ausencia de convoyes de ayuda humanitaria. El esperado ayer en Sarajevo, y al que Mark Cutts, portavoz oficial del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) calificó el lunes de prueba definitiva, está varado en Zenica aguardando el permiso escrito. Los serbios plantean ahora una nueva doble exigencia: que el contenido se reparta al 50% y que los futuros convoyes partan de Belgrado y no de Metkovic (Croacia).
El ACNUR no descarta repetir hoy el recurso del lunes: llevar los alimentos a Tarcin, en territorio controlado por el Ejército bosnio, y desde allí utilizar camiones y conductores bosnios para pasar Igman, y recurrir después a Unprofor para cruzar los 300 metros que separan el control de Butmir del barrio de Dobrinja.
El asunto de la ayuda humanitaria se ha transformado en el eje de la misión de la ONU, ahora que ha sido rebajada a mantener el status quo. El plenipotenciario de la ONU en la ex Yugoslavia, Yasushi Akashi, ha solicitado a los serbobosnios que "reconfirmen" antes de final de mes todos los acuerdos firmados para el libre acceso de los convoyes. Una fuente de Unprofor llegó a decir el lunes que la fuerza de despliegue rápido que se está formando en Split (Croacia) y Gorni Vakuf (centro de Bosnia) será utilizada para abrir vías a los convoyes humanitarios. El portavoz de Unprofor, Alexander Ivanko se ha apresurado a desmentirlo ayer: "La fuerza de despliegue rápido escoltará los convoyes cuando la carretera esté limpia y exista un acuerdo con los serbios".
Los mandos de Unprofor parecen tratar de anticiparse a las decisiones del Consejo de Seguridad y rebajar las expectativas de esta fuerza. Ayer se supo que estará al mando del general Bertrand Janvier, jefe de Unprofor en la ex Yugoslavia, quien consultará toda decisión con Akashi y éste con el secretario general Butros-Gali.
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