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La policía detiene a los dueños de Attica por una posible imprudencia temeraria

Jan Martínez Ahrens

Los dos propietarios de la discoteca Attica, el templo del bakalao, fueron detenidos el pasado martes por el Cuerpo Nacional de Policía, acusados de los supuestos delitos de imprudencia te meraria y desobediencia. La sala abrió el pasado domingo, vulnerando el precinto municipal, y celebró sin autorización una multitudinaria fiesta. A las puertas de la sala agonizó un joven que presuntamente había consumido drogas.

La discoteca Attica, situada en el distrito de Barajas, fue precintada el pasado 20 de octubre por orden de la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid. El edificio está ubicado en suelo no urbanizable. Tras el cierre, los dueños abrieron otra discoteca en Torrejón de Ardoz (87.000 habitantes), que pronto fue clausurada por falta de licencia de apertura.La reapertura de Attica en su primer emplazamiento -en el kilómetro 15 de la carretera de Barcelona- no fue una sorpresa para la policía. El pasado viernes, los agentes de Chamartín se hicieron con propaganda que anunciaba una "fiesta secreta" para el domingo, según la versión facilitada ayer por la Jefatura Superior de Policía.

Las octavillas decían: "Attica por un día. Attica N-II, kilómetro 15,500. Domingo 4 de junio 94. Fiesta secreta. Todo exactamente como siempre. Invitación reducida. Abierta de seis de la madrugada a seis de la tarde".

La policía decidió advertir a los responsables del establecimiento de la ilegalidad de la reapertura. Para ello, a las 5.25 del domingo, dos agentes hablaron con uno de los propietarios, Alejandro Conde, de 33 años, quien se encontraba en la discoteca. Le informaron de la prohibición gubernativa de apertura.

"Se extendió el acta correspondiente, firmada por los funcionarios y el interesado, en la que éste quedaba enterado de la responsabilidad en la que incurriría en caso de infringir dicha prohibición", señala el comunicado de la Jefatura Superior de Policía.

2.000 asistentes

De poco sirvió el aviso. A las dos de la tarde del domingo, otros dos agentes acudieron a la discoteca. Vieron a unas 2.000 personas dentro del local. Levantaron acta.Media hora después, en ausencia de los policías, Pedro S. S., de 19 años, se desplomaba a las puertas de la sala en la que había festejado. Ya no se levantaría jamás. Tirado en el suelo del aparcamiento, había perdido la conciencia y era presa de fuertes convulsiones.

"Le rodeaba un coro de gente, pero nadie le llevaba al hospital. Llamé a mis amigos y le subimos al coche para llevarlo al hospital", comentó Natalia, de 20 años.

A las cuatro de la tarde, en un centro sanitario de Coslada, Pedro S. S. fallecía. Sus amigos comentaron a los médicos de la clínica que había tomado un cuarto de gramo de speed -anfetamina en polvo- y dos pastillas. La policía no ha demostrado que adquiriera tales sustancias en Attica.

El lunes, los propietarios de la discoteca fueron citados en la comisaría de Chamartín. "Quedaron detenidos tras la lectura de sus derechos. Después de prestar declaración, en la que reconocen haber celebrado la fiesta sin la autorización correspondiente, fueron puestos en libertad. Pretenden justificar la infracción de las normas por el hecho del cambio del nombre del establecimiento", indicó la Jefatura Superior de Policía.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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