_
_
_
_

Alarma en Hollywood ante la 'caza de brujas' desatada por el senador republicano Bob Dole

El posible candidato presidencial busca los apoyos más reaccionarios de su partido

El reciente ataque del senador estadounidense Bob Dole contra la violencia en las películas de Hollywood ha provocado una intensa oleada de reacciones en los medios de comunicación y en la industria del cine. Intereses económicos y políticos están en el centro del discurso de Dole, a quien el director Oliver Stone y el actor Tommy Lee Jones han comparado con el cazador de brujas anticomunista Joe McCarthy de los años cincuenta. A las puertas de la campaña presidencial de 1996, el posible candidato republicano busca el voto más reaccionario de su partido.

Oliver Stone afirmó que "es el colmo de la hipocresía que Bob Dole, que quiere acabar con la prohibición sobre las armas de asalto, acuse a Hollywood de crear la violencia en la sociedad". Dole llegó a decir que los propietarios de acciones de estudios que hacen películas violentas deberían desprenderse de ellas para boicotearlos."No hacemos películas para agradar al Congreso, sino porque son lo que el público quiere ver", dijo el presidente de MCA, Thomas Pollock. Y el presidente de Columbia-Tri Star, Mark Canton, advirtió que "es muy peligroso que se señale a Hollywood con el dedo. La cuestión principal es de derechos creativos. Tenemos que conservar el derecho a hacer elecciones creativas con diversidad y libertad".

Dole cuenta con la convicción popular de que el cine es demasiado sangriento. Pero también se enfrenta al triste precedente de Dan Quayle, cuando el entonces vicepresidente de EE UU arrambló con escasa fortuna contra la serie Murphy Brown por socavar los "valores familiares". La pasada semana, Dole condenó a películas que considera "pesadillas de depravación" (Asesinos natos y Amor a quemarropa) y aplaudió a las "apropiadas para la familia" (El rey León y Forrest Gump). "Hemos llegado a un punto", dijo, "en que nuestra cultura popular amenaza con minar nuestro carácter como nación".

El hecho de que Dole diera su aprobación a una cinta tan sangrienta como Mentiras arriesgadas, de Arnold Schwarzenegger (que fue asesor de George Bush), delata una grave contradicción. Tampoco condenó Dole a otros actores de ese partido conocidos por su afición a las armas: Sylvester Stallone y Bruce Willis. Este último acaba de estrenar en EE UU, pocas semanas después del atentado de Oklahoma City, la tercera parte de La jungla de cristal, en la que un festín de explosiones destruye media ciudad de Nueva York. También, coincidiendo con la tragedia de Oklahoma, Dole decidió posponer en abril el debate en el Senado de la ley que limitaría las armas de asalto. En 1993, 16.000 personas murieron en EE UU a causa de las armas de fuego cuya legalidad defiende Dole.

Derecha religiosa

Con la denuncia a Hollywood, Dole busca el apoyo del sector más conservador de su partido y de la "derecha refigiosa" de cara a su propuesta como candidato republicano.Quentin Tarantino, guionista de Asesinos natos y Amor a quemarropa, además de director de Pulp fiction, denunció en The New York Times que "éste es el argumento más viejo que existe: cuando hay un problema en la sociedad se culpa a los guionistas, se culpa al teatro". Y también acusó a Bob Dole de ni siquiera haber visto esas películas.

Como observó The New York Times, el ataque contra Hollywood es una maniobra de éxito seguro. Las encuestas indican que el público está, en efecto, harto de la violencia en el cine, la televisión y la música. Sólo se puede, por tanto, buscar las cosquillas a los estudios, y éstos son habituales contribuyentes económicos en las campañas electorales del partido demócrata. Aunque todos los grandes estudios intentan satisfacer a ambos partidos con sus contribuciones, el conglomerado Time Warner (que distribuye Asesinos natos) apoyó en las elecciones de 1992 con 100.000 dólares a los demócratas y 38.000 a los republicanos. En 1994, el reparto fue más equilibrado: 141.000 y 92.000. Walt Disney pasó de apoyar a 39 candidatos republicanos y 30 demócratas en 1992, a 22 republicanos y 34 demócratas en el 94.

Las contribuciones de los famosos son más modestas. En las elecciones presidenciales de 1992 Arnold Schwarzenegger dio 1.000 dólares al partido republicano y otros tantos al demócrata. Stallone contribuyó con 23.000 y 11.000, respectivamente; Otros donantes al bando de Clinton fueron Alec Baldwin (200 dólares) y el matrimonio Tim Robbins-Susan Sarandon (unos 1.600 dólares cada uno).

"Parece que hay que encontrar a una persona que diga qué es arte y que no es arte," dijo Tommy Lee Jones. "Hay que ver quién es esa persona y qué cantidad de poder le damos y qué hacemos con los ofensores: ¿les matamos, como los nazis? ¿O les echamos del negocio, como Joe McCarthy? Este es, el tipo de preguntas que Bob ha sugerido al meter su zarpa en el fuego. Espero que no se queme. A mí no me asusta lo más minimo. Joe McCarthy habría convertido mi vida en un infierno, pero tampoco me habría asustado".

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_