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Tribuna
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¿Estamos aún a tiempo?

La política ambiental es hoy el segmento de la acción pública que registra un mayor desfase entre la gravedad de los problemas que pretende resolver y los instrumentos de que se dispone. Pese al indudable avance en la concienciación ciudadana, en el conocimiento científico y en los acuerdos internacionales, los datos son contundentes: el crecimiento de la población, ligado al predominio aún existente de tecnologías contaminantes y a la sobreexplotación de los recursos naturales, han provocado una intensidad creciente de los problemas ambientales en el mundo. Hay por supuesto excepciones, y algunas razones para la esperanza: en los países más desarrollados se ha incrementado notablemente la capacidad de control y de reducción en la generación de residuos y de emisiones contaminantes, ha disminuido el consumo de productos que afectan a la capa de ozono, y en 1994 la energía eólica y la solar fueron las fuentes energéticas cuya utilización más creció en el mundo.La cuestión es que la mayoría de los responsables políticos no actúan aún con la contundencia precisa ni en la dirección correcta ante la pérdida de capacidad productiva de los suelos, la disminución de los recursos pesqueros disponibles per capita, la escasez de agua potable o el derroche energético. Cualquiera de estos asuntos provoca ya conflictos que hacen peligrar la paz y la seguridad, pero tienden a ser enfocados sin considerar suficientemente el desequilibrio ambiental que está en su origen y, por tanto, sin modificar en profundidad las pautas de producción y de consumo dominantes. La razón es evidente: resultan mucho menos difíciles, a corto plazo, soluciones basadas en las tecnologías actuales, que parecen garantizar la continuidad del modelo de vida occidental. Así, en vez de invertir, en cambiar la dieta, el transporte o las técnicas de utilización del agua, se acentúa la de fensa de los puestos laborales y del nivel de actividad en sectores cuyos resultados positivos se han generado, hasta hoy, a cambio de un uso no sostenible de los re cursos naturales.

Factores positivos

Dos factores pueden ser clave para invertir las tendencias actuales y actuar a tiempo de evitar efectos irreversibles. El primero es el avance imparable de la conciencia ciudadana, que puede verse favorecido desde la comunidad científica y los medios de comunicación, y se traduce ya en una creciente exigencia hacia los poderes. El segundo, la progresiva vinculación entre las soluciones técnicas de los problemas ambientales y la creación de empleo. En un contexto en que el progreso tecnológico tiende a reducir la mano de obra necesaria, consolidar nuevos segmentos de actividad ligados a la conservación y al uso sostenible de los recursos es el principal ámbito de posibilidades futuras de ocupación. es secretaria de Estado de Medio Ambiente y Vivienda.

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