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DÍA DE LAS FUERZAS ARMADAS.

El 60% de la reserva de guerra del Ejército se encuentra en mal estado o a punto de caducar

Miguel González

"Si en los próximos cuatro años no se consume toda la munición con más de 15 años de vida, es muy probable que haya que destruirla", advierte un estudio del Estado Mayor del Ejército al que ha tenido acceso EL PAÍS.

Esta situación crítica afecta nada menos que al 60% de la reserva de guerra, cuyo coste global se cifra en 100.000 millones de pesetas. La ingente, acumulación de municiones durante el decenio de los setenta y la drástica caída de las compras en los últimos diez años ha creado una situación paradójica: de un lado, falta la reserva de guerra mínima aconsejada por la OTAN; de otro, sobran toneladas de proyectiles en mal estado.

La reserva de guerra del Ejército está formada por unos 150 millones de cartuchos de armas individuales (pistolas y fusiles), más de 10 millones de cartuchos de armas colectivas (ametralladoras); unas 75.000 granadas de mano; casi 300.000 granadas de mortero; alrededor de 20.000 granadas contracarro; en torno a 75.000 proyectiles para vehículos de caballería y carros de combate; 350.000 proyectiles de artillería pesada y otros 300.000 de artillería antiaérea.

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Sin embargo, advierte el informe del Ejército, "las existencias son engañosas, ya que la mayoría ha pasado una vez las pruebas de vigilancia y existe casi certeza de que no superarán las siguientes, lo que implicaría tener que desembarazarnos de la mayor parte de lo almacenado".

8.500 toneladas al mar

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La munición, una vez cumplida su vida probable, que se sitúa en 15 años, tiene que pasar las denominadas Pruebas de Vigilancia (PV) para determinar su "estado de conservación balística y su eficacia". Si supera estas pruebas, se clasifica útil y se le dan cuatro años más de vida. Si no las supera, se la da de baja. Está prohibido utilizar no sólo la munición que no haya superado satisfactoriamente estas pruebas, sino también aquélla que, con más de 15 años de vida, esté pendiente de pasar el reconocimiento técnico correspondiente."Se considera que un lote de munición superará probablemente las preceptivas Pruebas de Vigilancia a los 15 años de vida, pero con casi total seguridad no lo hará en las siguientes (a los cuatro años)", afirma el informe del Ejército. La situación es especialmente grave en los morteros, los carros de combate y la artillería de campaña y antiaérea, pues la edad media de la reserva de guerra supera los 15 años.

Para desprenderse de esta munición caducada y de una gigantesca cantidad de proyectiles de calibres que han caído en desuso el Ejército ha fondeado (arrojado al mar) un total de 8.500 toneladas de munición en los dos últimos años, según el informe del Estado Mayor.

El Ministerio de Defensa y las organizaciones ecologistas discrepan sobre el carácter inocuo o no de estos vertidos para el ecosistema marino. Pese a ello, la Comisión de Defensa del Congreso aprobó el pasado 29 de septiembre una proposición no de ley en la que se instaba al Gobierno a remitir, en el plazo de seis meses, un estudio sobre métodos alternativos para la eliminación de excedentes de munición y explosivos. El Gobierno no ha cumplido todavía este mandato del Parlamento.

En un futuro próximo, el volumen de munición excedente será mucho mayor, ya que el Ejército se propone eliminar 18 de sus 38 polvorines reduciendo la capacidad global a 130.000 metros cúbicos (el equivalente a más de 60 piscinas olímpicas) mediante un plan que debe concluir en 1999 y cuyo presupuesto asciende a 11.000 millones,

Cinco días de reserva

En el último decenio, el Ejército ha pasado de gastar 7.000 millones de pesetas en munición en 1984 a sólo 1.600 en 1994.. Con una media de consumo, en los seis años pasados, cuatro veces superior a la reposición (8.000 millones frente a 2.000), se ha comido la reserva de guerra.La Guía de Planeamiento de la OTAN recomienda mantener un reserva de guerra de 30 días de munición para todos los sistemas de armas. El Plan Estratégico Conjunto (PEC), recientemente aprobado por el Gobierno, es más modesto y se plantea alcanzar una reserva equivalente a 15 días de combate ponderados en el año 2002. Aun así, su coste es disuasorio: 24.200 millones de pesetas anuales. O, lo que es lo mismo, unas 15 veces lo que se gastó el año pasado en munición.

Para el objetivo mínimo de cinco días de combate ponderados la inversión necesaria ronda los 9.500 millones de pesetas anuales en los próximos ocho años, aunque, en realidad, sólo las unidades de élite del Ejército, la Fuerzas de Acción Rápida, alcanzarían este nivel.

"No tiene objeto disponer de un moderno sistema de armas si no [se] dispone de la munición suficiente y adecuada para el adiestramiento de sus sirvientes y para su empleo en caso necesario", dice el informe del Estado Mayor. "Con la proporción actual entre inversión y consumo, y dada la antigüedad de la munición existente, el Ejército de Tierra no contará en el año 2002 de munición para la mayoría de los sistemas de armas", concluye.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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