Una larguísima aventura escocesa
La novela clásica de sir Walter Scott, que narra como a principios del siglo XVIII en Escocia, Robert Roy, el jefe del clan de los MacGregor, es robado y' deshonrado por el señor de Cunningham, ha dado lugar a dos películas.Una primera versión dirigida en 1953 por el inglés Harold French con Richard Todd y Glynis Jolins, como protagonistas, una de las primeras producciones con actores de Walt Disney. Y ésta realizada por el escocés Michael Caton-Jones.
A pesar de la indudable calidad del guión de Alan Sharp, que explica con demasiada minuciosidad la historia con tonalidades de leyenda que tiene entre manos, el problema de esta versión de Rob Roy no es lo previsible de su desarrollo, como suele ser habitual en el género de aventuras, sino la premiosidad con que está narrada.
Rob Roy
Director: Michael Caton-Jones. Guionista: Alan Sharp. Estados Unidos, 1995. Intérpretes: Liam, Neeson, Jessica Lange, John Hurt, Tim Roth, Ertic Stoltz, Brian Cox. Estreno en Madrid: Avenida, Proyecciones, Benlliure, Excelsior.
Por un curioso problema de prestigio, despreciando la tradicional capacidad hollywoodense de síntesis, las actuales producciones norteamericanas con ciertas pretensiones cada vez son más largas. De manera que, pese a contar la misma historia, de los 81 minutos de la versión de 1953 se ha pasado a los 141 de la versión de 1995, un crecimiento de una hora en poco más de 40 años, que da al conjunto una lentitud que hace que más que una dinámica película de aventuras norteamericana, parezca una filosófica producción europea.
Nada puede contra esta equivocada plasmación del tiempo narrativo, tan atribuible a los productores como al propio realizador, que hace que en esta versión de Rob Roy incluso resulte lento el tradicional duelo final entre el bueno y el malo. Ni la cuidada ambientación, ni la belleza de los paisajes, ni el brillante reparto a cuya cabeza se sitúan. un Liam Neeson doblado con una engolada voz de anuncio de whisky, una Jessica Lange con un cometido muy por debajo de sus posibilidades y un Tim Roth demasiado exagerado como malo malísimo, frente a un mucho más eficaz John Hurt.
Babelia
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