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Cifras millonarias por títulos de saldo en EEUU

Cuando a principios de este año Newt Gingrich, recién investido presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, se vio obligado a renunciar al adelanto de 4,5 millones de dólares (más de 500 millones de pesetas) por dos libros que le proponía una editorial; su agente, Lynn Chu, se quedó, sin embargo, con el 15% del avance de algo que nunca existió. Es una de las muestras más recientes de la fortaleza de los intermediarios en Estados Unidos. Chu obtuvo un adelanto astronómico, muy por encima de las cifras habituales.Conseguir un anticipo por encima de los 100.000 dólares (unos 12,5 millones de pesetas) se considera una hazaña, pero multitud de agentes kamikazes siguen consiguiendo cifras millonarias por libros que se sabe que acabarán en las secciones de saldo. Esta basura impresa. está en el centro de unas listas de ventas millonarias en las que volúmenes sobre Aprender a morir o Cómo discutir y ganar siempre conviven con Cómo jugar fatal al golf o Diez estupideces que hacen las mujeres para arruinar sus vidas.

Los agentes, en Estados Unidos, consideran no sólo normal, sino beneficiosa, la práctica de guiar la carrera del escritor, revisar y retocar sus manuscritos y, en algunos casos, cobrarles por, ello aparte de ese 15% habitual.

Quizá la agencia literaria de mayor renombre es William Morris, con base en Nueva York. Uno de sus agentes descubrió al superventas Tom Clancy, por quien obtuvo un avance de 25.000 dólares (algo más de tres millones de pesetas) por La caza del Octubre Rojo. En 1992, Clancy conjuraba ya adelantos por encima de los 20 millones de dólares (2.500 millones de pesetas). El inflamiento de estas cifras corresponde sin duda también a la creciente venta de derechos anticipada para las adaptaciones al cine o la televisión. En el mundo literario, el pastel se reparte entre el papel burocrático y mercantil del agente y el del cazatalentos, que recorre todas las ferias editoriales y determina las tendencias de la temporada.

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