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28 MAYO

La incineradora sigue los sondeos

Valdemingómez, con el homo a punto, sólo se encenderá si gobierna el PP

La incineradora de Valdemingómez sigue con gran nerviosismo los sondeos electorales. Los votos de los 3.775.000 electores de toda la región decidirán el próximo día 28 si el horno comenzará alguna vez a convertir en humo y cenizas las basuras madrileñas o si, por contra, se convertirá en una escultura modernista de acero y hormigón que ha costado 16.000 millones de pesetas. Lo tienen de cidido: mientras el PP se prepara para encender la cerilla, PSOE e IU están dispuestos a impedir que el horno cate un sólo gramo de basura. El debate electoral Madrid decide, que noche tras noche enfrenta en Telemadrid a los líderes políticos locales, se centró ayer en la ecología. Comenzó tibio. El socialista Arturo Gonzalo Aizpiri, director de la Agencia del Medio (AMA) regional, y Esperanza Aguirre, concejal verde de Madrid y número 2 de las listas municipales del PP, se explayaron con frases del tipo: "Pasos de gigante...", "grandes logros..." o "hemos conseguido...".

Pero Julio Setién, número 11 de la lista regional de IU, cambió rápidamente el color verde que teñía la pantalla televisiva. Su primera intervención derramó el tinte ocre y desolador de los escombros, las basuras y los vertidos. "La foto fija actual es la de una región insostenible con un núcleo central, la ciudad de Madrid, que es un auténtico agujero negro", dijo el portavoz de IU.

A partir de ahí, el horno, al que el Ayuntamiento saca brillo en los límites del municipio con Rivas-Vaciamadrid, protagonizó el debate. "Aparte de los riesgos potenciales para la salud humana

[en referencia a las dioxinas], la incineradora es tremendamente cara, apenas crea empleo y desincentiva las iniciativas de reciclado", dijo el director de la AMA, que también coordina la campaña electoral socialista aunque -se encargó de recordar

Aguirre- no figura en las listas de su partido.

Por su parte, la edil popular, que pasó la mayor parte de la mañana (cuatro horas) declarando ante el fiscal por la tala de 2.000 árboles en la Casa de Campo, mostró a las cámaras diversas fotos de ciudades europeas que tienen hornos en él casco urbano: "¿Acaso están envenenándose los ciudadanos de Mónaco". Mientras, María Teresa de Lara, diputada que ha llevado el peso ecológico de la oposición popular, se limitaba a asesorar a la concejal.

A punto de concluir el debate, surgieron dos promesas novedosas. Hacer de la Casa de Campo un parque natural, fue la de Gonzalo Aizpiri. Enviar a cada vecino de Madrid un calendario con los días en que se limpia su calle para que puedan controlar la higiene, vino de parte de Aguirre.

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