_
_
_
_

"La segunda lengua es la difícil; las otras, son mucho más fáciles"

Sergio Viaggio tenía 20 años y, como tantos jóvenes de su edad, proyectaba irse de casa. Pero no sólo: quería irse también de Buenos Aires. Y de Argentina. Y no pensaba ir a cualquier parte: deseaba viajar a Europa, afincarse en París y estudiar lengua y literatura con una beca. Eran tantos deseos que algo tenía que torcerse. Por eso cuando se vio con una beca para una universidad europea consideró escasamente importante que ésta estuviera en Moscú y no en la capital de Francia. Allí se fue y allí vivió, durante cinco años, entre 1966 y 1971. El resto de su vida, ha estado marcada por el conocimiento del ruso adquirido en esos años, lo que le abrió las puertas de las Naciones Unidas. Hasta hoy mismo, cuando ejerce como director de la oficina de intérpretes de las ONU en Viena (Austria).Antes, Viaggio volvió a su ciudad natal, confiando en que su dominio de la lengua y la literatura rusas le abrirían la Universidad bonaerense y le permitirían traducir la inmensidad de textos aún inéditos en lengua castellana, empezando por su autor preferido: Pushkin. Pero la Universidad no tenía dinero y las editoriales tampoco. Sobrevivió al amparo de clases del inglés aprendido de pequeño en la escuela. Hoy habla francés, italiano y estudia alemán.

"La segunda lengua es la dificil", dice, "las otras ya son mucho más fáciles". Claro que, si se aprende de pequeño, la dificultad disminuye, explica, porque el niño no es critico en el aprendizaje de un idioma, "no tiene asumido que haya una sola manera de segmentar la experiencia". Y le parece que España, tan extensamente plurilingüe, es un paraíso para quien desee aprender idiomas: "Para alguien que sepa castellano y catalán, aprender otra lengua es mucho más fácil", asegura. Y cuenta que en la cumbre de Copenhague celebrada hace unas semanas, la delegación de Andorra intervino en catálán -lengua no oficial- y entregó a los intérpretes el texto en castellano. "Es algo que se hace a menudo con idiomas no oficiales. Entonces, el intérprete tiene al lado alguien que le señala con un Puntero el momento del discurso. Pero en el caso del catalán no hizo ninguna falta".

Viaggio, que ha pasado unos días en Vic, departiendo con los estudiantes y profesores de la Escuela de Traductores e Intérpretes de la localidad, ha intentado, sobre todo, explicarles un par de cosas. La primera, que para un traductor la enciclopedia es con frecuencia más útil que el diccionario. Que saber de qué se habla facilita enormemente la traducción. La segunda, que para un intérprete el trabajo no termina cuando ha entendido lo que se ha dicho: "Ahí empieza, porque hay que encontrar la forma de transmitirlo sin malearlo".

Ha pasado por las oficinas de la ONU de Nueva York y Ginebra. La de ahora, en Viena, es más bien modesta aunque, en su opinión, las traducciones son más difíciles. "En Nuev York y Ginebra se habla de política, y la retórica es mayor que cuando las comisiones son técnicas y tratan de nucleares, drogas, medio ambiente o medicina". Pese a que los intérpretes están en medio de toda esta información, Viaggio cree que no son objetivo de espías ya que si algo es muy secreto, los Estados no recurren a funcionarios de las Naciones Unidas. El único conflicto que recuerda, intérprete mediante, se produjo entre un miembro de una delegación soviética y otro estadounidense. El primero empleó la expresión tener cuidado", el traductor tradujo bien y el norteamericano lo tomó como una amenaza. "Siempre he tenido la duda de si entendió, que le amenazaban o quiso entenderlo así para mostrarse airado", afirma Viaggio.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_