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La otra casa de san Isidro, en Torrelaguna, se cae a pedazos

Vicente González Olaya

Los almorávides acosaban Magerit en el siglo X. Isidro Merlo, conocido como Isidro el labrador, abandonó la villa. Llegó a Torrelaguna, donde se casó María Toribia, la que siglos después se convertiría en Santa María de la Cabeza. Se les permitió vivir en las dependencias para siervos que lindaban con el palacio del señor feudal Iván de Vargas. La casa de san Isidro y la del noble continúan milagrosamente aún en pie. Son de dos jubilados que apenas pueden mantenerlas.

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En el número 10 de la calle del Comandante Sanz Prieto, de Torrelaguna (2.650 habitantes), se levanta un bello caserón medieval. Un arco del siglo XVI permite la entrada a esta mansión semideruida, propiedad de Antonio Ubero Cid, un agricultor de 72 años. "Hace unos días me han desahuciado de mi casa y me he tenido que meter en este viejo caserón abandonado, que es de mi propiedad. Lo estoy arreglando como puedo. En él vivieron Iván de Vargas y san Isidro", rememora. Su esposa, Juliana Hernando, e 69 años, añade: "Mi marido cobra 60.200 pesetas de pensión.Nadie quiere ayudamos a arreglar el caserón. Se está cayendo. Yo creo que Madrid tiene una deuda con el santo. ¿No cree?"', pregunta entre escombros, paredes que se caen y vigas carcomidas por la humedad y los siglos.

En el portal adyacente al caserón, el número 8, un placa de piedra, fechada en 1702, recuerda que en este lugar se alza la casa de san Isidro. Actualmente es propiedad de una jubilada, Matilde Cid. Su hijo, el abogado Santiago Paje, ha tenido que encargarse de la restauración de la vivienda y ahora la utiliza como despacho profesional. "Mi madre tiene una pensión mínima. A pesar del valor histórico de la casa, nadie le ayudó nunca a mantenerla. Si está en pie es porque me gusta la historia y me he negado a especular con la finca. Mi esposa y yo invertimos nuestro dinero en ella. Pero todavía quedan muchas cosas", comenta.

El palacio de los Vargas esconde muchos secretos. "Conservamos la balaustrada desde donde san Isidro hablaba a los vecinos. Y lo mejor: el pozo donde obró el milagro de salvar a su hijo", asegura Juliana Hernando. "Es una pena que todo esté en tan mal estado. ¡Mire cómo están las paredes! Mis hijos me están ayudando a arreglarlo".

Mariano Cid, historiador, explica: "Es lamentable que el patrimonio cultural e histórico de Torrelaguna se encuentre en semejante estado. En esas casas, por ejemplo, vivieron los dos santos, y ningún organismo oficial se ha preocupado nunca en su rehabilitación. ¿Por qué a nadie le interesa? Torrelaguna es conjunto histórico-artístico desde 1974 y, sólo nos ha servido para que nos coloquen un cartel a la entrada del pueblo".

Cid cree que la falta de estudios e investigaciones rigurosas sobre el patrimonio municipal hacen que muchos de los datos que se tienen sean sólo tradiciones orales sin base científica. "Por ejemplo el pozo de la casa de los Vargas no es donde san Isidro obró el milagro, pero sí uno de los que él construyó. Se suele olvidar que además de labrador era zahorí". Y continúa: "El deplorable estado en que se encuentra la ermita de Nuestra Señora de la Visitación es otro ejemplo de la desidia general".

Cid hace referencia a la iglesia donde fue enterrada santa María de la Cabeza (a las afueras del pueblo) también semiderruida.

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Sobre la firma

Vicente González Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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