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Chirac propone un referéndum sobre Europa

Enric González

La campaña presidencial francesa es un puro sobresalto. Jacques Chirac creía haber superado con bien la prueba del debate, y se preparaba para ganar las elecciones con una cierta tranquilidad, cuando, ayer, se llevó el susto: los primeros sondeos realizados tras el debate mostraban un fuerte ascenso de su rival, el socialista Lionel Jospin. Uno de ellos llegaba a pronosticar la victoria de Jospin por un punto. Ante la emergencia, y para intentar atraer votos de la extrema derecha y de los sectores opuestos a Maastricht, Chirac resucitó su vieja propuesta de convocar un referéndum sobre Europa en 1996.

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Los sondeos, uno efectuado por el Ministerio del Interior y otro por una firma privada, daban ganador a Chirac por 51% a 49%. Un tercer sondeo reflejaba una ventaja más amplia para el conservador: 52,5% a 47,5%. Pero el cuarto apuntaba hacia el vuelco: victoria de Jospin, 50,5% a 49,5%. Estas encuestas no son publicables en Francia, ya que lo prohíbe la ley electoral, y no son absolutamente fiables, según pudo constatarse en la primera vuelta. Indican, sin embargo, que la presidencia se ganará por muy poco. Y que quien sube, a sólo tres días de la decisiva votación, es Lionel Jospin.Jacques Chirac ya tuvo una experiencia amarga en la primera vuelta. A una semana de la votación, los sondeos le prometían un 27%. A tres días, un 24%. A la hora de la verdad, se quedó en poco más de un 20%, por detrás de Lionel Jospin. Ayer, en el cuartel general chiraquista, se insistía en que, "globalmente", los sondeos seguían dando como presidente al candidato conservador: "No hay nervios, ¿Por qué habría de haberlos?", dijo una portavoz. Pese a la consigna oficial de tranquilidad, alguna preocupación debía sentir Chirac cuando creyó aconsejable marcar un cambio de última hora en su posición respecto a Europa. En una entrevista publicada ayer por el vespertino católico La Croix, y más tarde en otra concedida a la cadena de televisión France 2, el líder gaullista se sacó de la manga una propuesta de referéndum sobre Europa, a añadir a su ya bien conocida idea de celebrar un referéndum sobre la reforma educativa.

Lo de la votación sobre Europa no era una cosa nueva. El 7 de noviembre, inmediatamente después de convertirse en el primer candidato declarado, habló ya de la "necesidad" de celebrar un referéndum antes de acceder a la última y definitiva fase de la Unión Económica y Monetaria europea. La propuesta causó revuelo. El primer ministro, Édouard Balladur, se indignó y afirmó que el asunto ya había sido zanjado por referéndum en 1992. El franco cayó. Y, por el contrario, no hubo reacción perceptible del electorado: los sondeos siguieron reflejando una baja popularidad de Chirac. A la vista de. todo ello, y aconsejado por su mano derecha y primer ministro in péctore, el ministro de Asuntos Exteriores, Alain Juppé, Chirac dió marcha atrás. No se le había comprendido, explicó. Él no había hablado de referéndum, sino de "un amplio debate nacional" cuyo escenario idóneo sería el Parlamento.

Importante envite

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El asunto quedó enterrado. Hasta su resurrección de ayer, en las páginas de La Croix. "El envite europeo es muy importante", declara Chirac al diario católico. "Se materializará en la conferencia intergubernamental de 1996, cuyo objeto es la adaptación de las instituciones de Europa, especialmente necesaria por el hecho de que habrá una ampliación. Hay que conseguir a toda costa", sigue, "un acuerdo en esa conferencia, lo que implica dos condiciones principales: de un lado, un reforzamiento del eje franco-alemán; de otro lado, la toma en consideración de las preocupaciones británicas. Y creo que corresponde a Francia,, que tiene una visión realista de Europa, hacer la síntesis".

"Es evidente", añade Chirac, "que ese acuerdo implicará consecuencias considerables tanto para Europa como para los Estados que la componen. Habrá que asociar a los pueblos. ¿De qué forma? Ustedes conocen mi voluntad de reconciliar a los franceses sobre Europa y con Europa; el referéndum me parece la buena solución. Añado que el paso a la moneda única, que considero imposible en 1997, pero necesario en 1999, dependerá en buena parte del acuerdo que se haya alcanzado en la conferencia intergubernamental".

Mientras tanto, en la candidatura de Jospin, se procuraba mantener la calma. "Los sondeos sólo indican una cosa segura: la victoria o la derrota serán cuestión de milímetros", dijo un miembro del secretariado del Partido Socialista, afín a la voluntad renovadora de Jospin. El candidato socialista al Elíseo "sigue estando por debajo de Chirac, aunque sea poco, y por tanto no tiene sentido cantar victoria", dijo el mismo portavoz, quien reconoció que la situación era ahora "muy alentadora".

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