Jospin acusa a Chirac de "irresponsable" por debilitar el franco
El candidato a presidente-ciudadano, el socialista Lionel Jospin, pasó ayer al cuerpo a cuerpo contra su rival, Jacques Chirac, al calor de una muchedumbre impresionante. Unas 40.000 personas acudieron al complejo Labege-Innopolis de Toulouse para el penúltimo mitin de campaña, rivalizando con los también 40.000 reunidos por el gaullista Chirac el pasado sábado. El profesor Jospin dio paso insólitamente al líder Jospin, quien se empleó a fondo criticando a su rival, al que calificó de "irresponsable". "Dice que es un hombre de Estado y juega por segunda vez con la moneda nacional", advirtió.
Más de 40.00 personas aplaudiendo durante seis minutos y 22 segundos constituyen un espectáculo inolvidable. A los gritos de "¡Martine [Aubry], Martine! ", ¡"Jospin, Jospin presidente!" y "¡Ganaremos!", de su público más leal -el departamento de Midi-Pyrinées le otorgó el 35% de los votos en la primera vuelta- Jospin replicó con un discurso emocionado.También rompió otra tradición: rindió homenaje a François Mitterrand, quien "más alla de problemas históricos", dijo, "hará que nadie olvide nunca, por su compromiso ciudadano, la fecha de 1981 [la primera elección de Mitterrand´]", y convirtió una insinuación del debate televisado del martes en enérgica acusación: "Tenemos la certeza absoluta de que Chirac desbordará largamente el tope legal autorizado de gastos para la campaña", según un minucioso análisis realizado por sus técnicos.
Pero donde hizo temblar al auditorio fue en sus críticas a la propuesta chiraquiana de celebrar un nuevo referéndum sobre Europa. Jospin recordó que, "al principio, el líder gaullista lo propuso, después renunció, más tarde recuperó la idea, y más adelante volvió a renunciar a ella. Y ahora, esta misma tarde [por ayer] en televisión, nos la vuelve a anunciar". Parece que eso, dijo, "ha provocado un problema en el mercado de cambios". Y entró a saco contra la "ligereza e irresponsabilidad de que hace gala [Chirac] creando preocupaciones en el mercado monetario".
Sin "carcasa social"
"Mejor hubiera sido no hablar más de ello, pero su lugarteniente, Alain Juppé, ha añadido que el franco bajaría si ganase Jospin", explicó. "Por segunda vez", recordó Jospin aludiendo a las críticas de Chirac al gobernador del Banco de Francia, "juega con la moneda nacional. Dicen que son hombres de Estado y son irreflexivos con la moneda".
A estas críticas le añadió la programática. Jospin, entre el fervor de sus partidarios, desgranó las propuestas de su rival señalando que si "de su programa se saca la carcasa social, como ya lo ha hecho, sólo queda una política clásica de derechas, que es la de Balladur, que ya ha obtenido la desconfianza".
Sólo después de estas críticas, recuperó el guión pedagógico de reformas con el que martillea a sus auditorios. Pero al fin, con enorme retraso, las dotó de calor poético y dimensión histórica.
Reiteró sus propuestas institucionales y la defensa de los valores republicanos, enmarcándolos en la memoria del 500 aniversario de la liberación de los campos nazis y al medio siglo de voto femenino. Predicó Europa, pero empezando por el próximo Mediterráneo, "cuna de cultura" hoy amenazada por limpiezas étnicas que debe ser "gobernada por la Razón". Francia "no debe ser insensible a lo que de ella se requiere, articular el Mediterráneo sin olvidar a África, cuyos hijos "tienen derecho a vivir en esta tierra"; defender la identidad cultural europea, entendida como "diversidad de culturas frente a los subproductos que nos invaden"; aceptar que "las generaciones futuras ejercen un derecho sobre nosotros" para conservar la naturaleza; impulsar la moneda única, pero también la Europa del empleo". Acabó con vivas a la República y a Francia, cantando La Marsellesa. Cuarenta mil voces enterraron con el himno a un burócrata bienintencionado aunque abstracto y certificaron el nacimiento de un líder.
