El presupuesto invisible
Tanto el proyecto de "Ley sobre la Calidad..." que está pasando los trámites para su aprobación, como una orden de octubre del año pasado, ofrecen a los centros docentes la oportunidad de ampliar sus recursos gracias a la participación de voluntarios que destinen una parte de su tiempo a las más diversas actividades. Este cómputo de horas, libres de cargas salariales y de impuestos, engrosaría el presupuesto invisible de la escuela. En algunos centros ingleses, australianos o americanos llegan a representar el 25% del presupuesto del centro.Pero ¿quiénes son esos locos voluntarios?, ¿dónde están? Se infravalora su número; de hecho, pueden ser: padres, amigos, jubilados relacionados o no con la escuela, miembros del entorno de la escuela, la denominada comunidad educativa e incluso y quizá lo más importante, los propios alumnos.
Existen organizaciones de ejecutivos retirados, como Seniors Españoles para la Cooperación Técnica (Secot), dispuestos a echar una mano en la gestión de empresas, que estarían encantados de ayudar a organizar la gestión de las escuelas o institutos.
Mención aparte merece por su importancia, en cantidad y en resultados, la aportación de los propios alumnos en los trabajos escolares, especialmente en tutorías. Diversas investigaciones en diferentes países son concluyentes respecto al efecto beneficioso en el aprendizaje de los alumnos que reciben clases de refuerzo de otros alumnos de cursos superiores y también en los alumnos que asumen el papel de profesores coyunturales. Por cierto que, además, es la solución más barata que se conoce para mejorar los rendimientos escolares. La que mantiene la mejor relación coste-eficiencia, bastante mejor que la introducción de las nuevas tecnologías.
Los voluntarios se pueden dedicar prácticamente a todo: organizar visitas a fábricas, a museos, organizar exposiciones coyunturales que, además, pueden ser itinerantes por varias escuelas, dar clases de refuerzo o recaudar fondos para algún proyecto específico.Otro beneficio que obtendrán los centros que consigan estos apoyos será el de abrir el centro a la comunidad, desarrollar la participación. Pero ¿qué beneficios obtienen los voluntarios? Sentirse necesario, útil, participar en la mejora de nuestra sociedad son algunos de los motivos que llevan a ofrecer estas horas desinteresadamente. Pero también les servirá como actividad formativa; aprenderán muchas cosas. De ahí la importancia de que se les trate como a miembros de la organización educativa; su satisfacción principal está en el trabajo bien hecho.
Se debe organizar como cualquier actividad de cierta importancia; alguien debe responsabilizarse de ella. Lo más barato es nombrar un coordinador voluntario a media jornada, pero también se puede pensar en nombrar un coordinador externo remunerado, que trabaje un número de horas semanales durante un tiempo determinado. Cuando el registro de voluntarios se haya desarrollado lo suficiente, el puesto se puede suprimir.
Hay que aprovechar la ola de altruismo, de la que es máximo exponente la campaña en tomo al 0,7%. Las escuelas pueden conseguir más recursos directamente de la comunidad educativa que les rodea, sin intermediarios; no todo hay que pedirlo en las ventanillas de las delegaciones.
