Sudar la neurona
La sofrología, una terapia discutida, resulta efectiva en deporte de alta competición
, "Los uyyys del público desaparecieron dentro de mis oídos en un instante. Me puse allí, las tiré y no me di cuenta de nada". Antonio Vázquez, de 34 años, describe de esta guisa lo que sintió un minuto antes de proclamarse campeón olímpico de tiro con arco en Barcelona. "El 70% de mi éxito se lo debo a la sofrología", dice para, señalar a uno de los responsables directos del logro que llevó al equipo español a' hacerse con una medalla de oro contra todo pronóstico. Durante los dos años anteriores a los Juegos, se sometió a esta peculiar, por poco conocida, terapia para acabar con algo a lo que temía más que a sus rivales: la presión del público.¿Una simple técnica -"como otra cualquiera", según sus expertos- sin una definición precisa -según los especialistas más escépticos- o una propuesta científica -para los convencidos- La sofrología-, literalmente y, si se sigue la traducción de las tres palabras griegas que componen el neologismo, es el tratado (logos) de la armonía (sós) de la mente o conciencia (phrén). La definición, sin embargo, de su campo de acción y su lugar dentro de la academia vive una polémica tan visceral como dura.
Mariano Espinosa, que se define como especialista en medicina sofrológica, intenta aclarar en una única frase cúal es el objetivo de esta "propuesta científica", como prefiere llamarla en lugar de ciencia a secas: "Aprender a trabajar con la mente para autocontrolarse". 'Dicho esto, comienzan los. problemas. A, su favor habla la amplia lista de deportistas, incluido Antonio Vázquez, que han pasado por su consulta con resultados óptimos; el tratamiento de las más variadas patologías psíquicas, que van desde determinadas fobias a disfunciones asocia das al estrés, .pasando por la incontinencia urinaria infantil, y un largo etcétera.
"No es Lourdes"
"Esto no es Lourdes, la sofrología no hace milagros, pero ayuda a que los deportistas, por ejemplo, den de sí de forma completa aquello para lo que están preparados física y técnicamente", añade. La visualización o imaginación de los momentos que crean problemas, el terror a coger un ascensor o las depresiones producidas por causas concretas; ejercicios de respiración y trabajar la focalización de la atención son tres de las técnicas usadas. "Se trata" en definitiva, de sudar la neurona", dice Espinosa.
Del otro lado, Antonio J. Cano, que responde al título de médico sofrólogo, prefiere hablar, desde una postura más modesta de "un paquete integrado de técnicas orientadas o dirigidas a la relajación". La definición original que dio cuerpo a esta disciplina y que hablaba de "ciencia de la consciencia" le parece totalmente reprobable, por absurda y en exceso general. Mucho más radical es el profesor de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid Héctor González, que no duda en calificarla de una "hipnosis light ": "Presenta un modelo aparentemente. coherente pero carente en todo punto de validación empírica".
Llegados aquí, una coincidencia. Todos indican que la sofrología nace de la hipnosis. El tributo que presta a esta técnica, vuelve a separarlos. "La diferencia fundamental es que jamás existe sugestión por parte del terapeuta al paciente, contrariamente a la hipnosis. En la sofrología, el método empleado permite una absoluta participación del. paciente; y éste siempre es consciente de lo que está haciendo", dice Espinosa. Los otros dos expertos, sin embargo, señalan que la sugestión existe: "No se da un uso deliberado, base de la hipnosis, pero sí se utiliza en determinada medida". Para apoyar su afirmación, Cano. no duda en indicar que en mucho casos el término sofrología "se utiliza comercialmente como un quitamiedos ante el desprestigio de la hipnosis".
Pese a todo, los tres especialistas no tardan un segundo en señalar lo que para ellos es lo importante: "La técnica como 'tal funciona". González apostilla: "Otro asunto es lo que está funcionando y hasta qué punto todas las técnicas empleadas no han sido ya asumidas por la psicología ortodoxa, por así decirlo".
Espinosa, polémicas aparte, se detiene en explicar cuáles son los principios que soportan la disciplina. Con un críptico "principio corporal como realidad vivida", intenta aclarar cual es la base de actuación. "Todos las emociones se somatizan, el cuerpo responde de una determinada manera: ante la ansiedad o el nerviosismo, el pulso se acelera, el ritmo cardiaco aumenta o un gato, como dicen algunos, se agarra al intestino", explica el médico para aclarar el significado del enunciado.
"Se trabaja sobre un conocimiento profundo de uno mismo., El primer paso a dar con un paciente es que sepa qué es lo que ocurre con su cuerpo cuando siente miedo a montar en un avión o cuando, en el caso del deportista, está a punto de ganar una competición", añade.
Reforzar los valores positivos que neutralicen una excesiva dramatización de las situaciones que angustian -"acción positiva"- y comprender qué es lo que se está haciendo en cada momento, distanciándose de los elementos extraños -"realidad objetiva"-, son los otros dos pilares de la terapia. Para aclararlo, Espinosa echa mano de nuevo del ejemplo de los deportistas: "Un atleta, en el momento de la competición, debe separarse por un lado de situaciones ajenas a lo que está haciendo (problemas familiares, económicos o del tipo que sean) y debe perder el miedo a no hacerse con el triunfo.
'Sofrohistoria' reciente
Básicamente, la propuesta de esta disciplina trabaja sobre lo que denomina los estados de la consciencia. Esta se encuentra dividida en tres grandes grupos: la consciencia patológica o alterada, la ordinaria y, la gran aportación, la sofrónica sólo accesible a los santones, "a aquellos capaces de un autocontrol máximo de su cuerpo", dice Cano. A su vez, estos tres niveles de consciencia se encontrarían atravesados por dos "umbrales": el de la vigilia y el del sueño. Entre ellos, la banda o franja denominada "estado sofroliminal de consciencia".
La sofrología en España, adquiere su particular carné de identidad apenas hace 35 años. En 1960, el departamento de psiquiatría dirigido por J. J. López Ibor acoge la propuesta del profesor colombiano Alfonso Caycedo. Se crea un. subdepartamento sobre técnicas de hipnosis y relajación. Poco después, un cambio de nombre da rango académico al término sofrología. En la protohistoria de esta disciplina, los especialistas señalan la obra de Pedro Laín Entralgo La curación por la palabra (1954).
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