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LOS PROCESAMIENTOS DEL CASO GAL.EL AUTO

"Respaldados y autorizados por algún responsable de Interior"

Los GAL fueron creados para responder a ETA con sus mismas armas, según el auto de Garzón

"En torno al mes de septiembre de 1983, una serie de personas (algunas de las cuales se identificarán a continuación) toman la decisión de organizar una estructura capaz de responder a la muy intensa actividad criminal de la organización terrorista ETA militar con sus mismas armas (asesinatos, detenciones ilegales ... ), todo ello al margen de los medios legales y legítimos del Estado". Así explica Garzón el nacimiento de los GAL, a los que, en el auto dictado ayer, define como "una organización contraterrorista que utilizaría iguales métodos ilegales que aquella [ETA]".En la gestación de los GAL partiparon presuntamente Julián Sancristóbal, gobernador civil de Vizcaya en la época; Ricardo García Damborenea, secretario general del PSOE de Vizcaya; Francisco Álvarez, jefe superior de Policía de Bilbao; y Miguel Planchuelo, jefe de la Brigada Regional de Información de Bilbao. Todos ellos, según el juez, no actuaron a título personal, sino "respaldados y autorizados por algún responsable del Ministerio del Interior", al que no identifica. De dicho departamento "saldrán los fondos para financiar las actividades contraterroristas del Grupo".

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"Como primera acción de la incipiente organización se proyecta la detención ilegal de un cualificado miembro de ETA", Mike1 Lujua Gorostiola. Para llevar a cabo sus planes, "y al menos por lo que se refiere a esta rama de la organización", afirma el juez, presuponiendo que existieron otras ramas del GAL, Álvarez y Planchuelo encomendaron al subcomisario José Amedo que contactara con policías franceses. El 21 de septiembre de 1983, Amedo se reunió en Hendaya con el policía Guy Metge, fallecido en 1985 en accidente de tráfico, que le puso en contacto con otros tres franceses.

Amedo, cumpliendo órdenes superiores, entregó a Metge diversas cantidades en metálico hasta que éste pidió que se lo ingresara en un banco de Irún. Según el auto, Álvarez encargó a también Amedo que pagara al policía francés medio millón de francos, facilitados por Sancristobal de los fondos reservados, para "sufragar los gastos para la creación de la infraestructura" de los GAL en Francia.

El mercenario Pedro Sánchez viajó a Bilbao dos veces en octubre y noviembre de 1983 para preparar el secuestro. En la primera visita, se reunió con Álvarez en su despacho, y en la segunda, cenó en el hotel Ercilla con Álvarez, Planchuelo y Amedo.

El mismo día del secuestro, Amedo y Sánchez regatearon en Irún sobre la cantidad a cobrar: entre 10 y 15 millones de pesetas. Para ejecutar la acción, Sánchez reclutó a dos mercenarios, Mohand Talbi y Jean Pierre Echalier. El 4 de diciembre, los tres salieron de Biarritz hacia Hendaya, donde se les unieron dos policías franceses, que les acompañaron a casa de la víctima.

Cuando salió Segundo Marey, Talbi y Echalier se abalanzaron sobre él y lo arrastraron hasta el vehículo conducido por Sánchez, huyendo hacia la frontera de Dancharinea. En una cantera próxima, se bajaron Talbi, Echalier y Marey, mientras Sánchez se marchó con su coche para recogerlos al otro lado de la frontera, lo que no pudo hacer al detenerlo la policía francesa.

Mientras, Amedo esperaba en los puestos de Birlatou y Puente de Santiago la llegada del vehículo con el secuestrado para facilitarle el paso, hasta que Álvarez le ordenó desplazarse a Dancharinea, donde llegó a medianoche.

Talbi, había dicho al jefe del puesto, Jesús Rodríguez Velasco, que tenía una cita con un mando policial de Bilbao, por lo que éste llamó al jefe superior de Pamplona, Eduardo Couto, quien informó al delegado del Gobierno en Navarra, Luis Roldán. Según el auto, Roldán habló con Rafael Vera, director de la Seguridad del Estado, sobre la presencia de un sujeto en, la frontera de Dancharinera que dice tener consigo a un tal Segundo Marey". Vera le dijo que llamaría a Sancristóbal y que "se abstenga de hacer nada al tratarse de un operación de Bilbao". Tras encontrarse con Talbi, éste y Amedo recogieron a Echalier y Marey y los cuatro se dirigieron hacia Bilbao en el coche del policía. En la frontera, sin embargo, Amedo recibió una llamada de Sancristóbal, a quien informó que el secuestrado no era Mikel Lujua, sino de Segundo Marey, natural de Irún, de 51 años y ajeno por completo a ETA. "Esta decisión de continuar adelante la acción a pesar de la equivocación en la persona la toman, además de Sancristóbal, Ricardo García Damborenea, según le explica el primero a José Amedo", afirma el auto.Amedo, con los mercenarios y el secuestrado, se dirigió al túnel de Basauri, donde les esperaba un vehículo los inspectores Julio Hierro y Francisco Saiz de Oceja, de la brigada de información de Bilbao, que les abrió camino, hasta una cabaña, en la zona de Colindres (Cantabria), donde permaneció secuestrado Marey, vigilado por los dos mercenarios y los dos .inspectores. Amedo volvió a, Bilbao, para reunirse con Álvarez, Planchuelo y Sancristóbal, quien le dijo que pretendían "explotar políticamente el hecho y hacer presión a Francia".

El 6 de diciembre, Álvarez llamó a la Cruz Roja de San Sebastián y exigió la libertad de los policías detenidos en Francia por el secuestro frustrado de Larretxea en octubre de 1983, a cambio de la vida de Marey. El mismo día, Sancristóbal entregó a Amedo un texto manuscrito de Damborenea, al que el gobernador agregó las palabras "los implicados", para que sirviera de reivindicación del secuestro.

A continuación, Amedo viajó a Colindres, donde recogió a Echalier y Talbi, quien tradujo al francés el comunicado y lo leyó, entre otros medios, a Radio Popular de Bilbao. Los dos mercenarios se alojaron en el Hotel Ercilla de Bilbao, donde Álvarez y Planchuelo les dieron entre' 10.000 y 20.000 francos a cada uno. El primero les ofreció también medio millón por arrojar una bomba al bar Mingo de San Juan de Luz. Aun Alvarez les entregó un artefacto y Amedo les acompañó a Francia, el atentado no se realizó "en vista de lo peligroso que era".

Hasta su liberación, agrega el auto, Marey estuvo "con los ojos vendados, y con la sensación de estarse ahogando; en todo momento cree que lo van a ejecutar, sin que en ningún momento le informen cuál es la razón »de su detención". Hierro hizo de correo, llevando instrucciones o provisiones desde Bilbao, y los inspectores Juan Ramón Corujo y Luis Hens Serena, de la Brigada de Información de Bilbao, participaron también en su vigilancia.

En una reunión entre Sancristóbal, Planchuelo, Álvarez y Amedo "el primero informa a los demás que tanto él como Damborenea han decidido acabar con la vida de Marey enterrándolo en cal viva, para lo cual ya han encargado comprar esta sustancia para echarla en el lugar donde lo sepultarán tras matarlo. A este proyecto se opone enérgicamente Amedo, amenazando con contarlo todo; como consecuencia de esta frontal oposición, Sancristóbal y Damborenea deciden" liberarlo, según Garzón.

Un día antes, el 13 de diciembre, se incorporó al grupo Michel Domínguez, por decisión de Álvarez y debido a su dominio del francés. Hierro le entregó el comunicado que informaba de la liberación de Marey, para que lo tradujese y depositase en un bolsillo del secuestrado, donde lo encontró la policía francesa tras su puesta en libertad.

Domínguez, Hierro, Amedo y Planchuelo recogieron a Marey en Colindres y, a bordo de dos vehículos, se dirigieron a Dancharinea. A un kilómetro de, la frontera, ya en Francia, abandonaron al secuestrado y Domínguez: llamó a la policía francesa para comunicar su liberación. Según el informe médico-forense, las condiciones del secuestro fueron "muy duras" y, entre otras secuelas, provocaron en Marey "una reacción de terror con neurosis depresiva que hace desear la muerte".A partir de entonces, Domínguez -se integró en él GAL, encargándose, bajo nombre supuesto,, de alquilar locales con contestadores automáticos para la recepción de mensajes, cuyo importe pagaba la Jefatura de Policía de Bilbao, y de traducir al francés los comunicados de reivindicación de ,atentados, que Álvarez, primero, y Planchuelo, después, recibían telefónicamente "el primero de Sancristóbal y el segundo del Ministerio del Interior en Madrid".En enero de 1986, el mercenario Jean Philippe Labade dejó un mensaje en uno de los contestadores y, por orden de Planchuelo, Amedo se desplazó a Viana do Castelo (Portugal), acompañado por Domínguez, para entrevistarse con él.

El 5 de febrero, Amedo y Domínguez volvieron a Viana, para recoger a los - portugueses Jorge Da Silva, Antonio Ferreira y Paulo Figueredo y llevarlos a Bilbao. Al día siguiente, tras facilitar un DNI falso a Figueredo, Amedo y Dominguez, "trasladan a los tres portugueses hasta la frontera y allí los entregan a los franceses", por orden de Planchuelo, que consulta con Madrid.Después de hacer no che en el hotel Orly de San Sebas tián, fueron todos a Irún, donde Amedo presentó a los portugueses al policía francés Jean Louis, que les entregó las pistolas con las que, el 8 de febrero, atentaron contra el bar Batzoki de Bayona.

El atentado produjo seis heridos, pero no muertos, por lo que el 11 de febrero, Da Silva y Fontes realizaron otro ataque, esta vez contra el bar Consolation de San Juan de Luz, hiriendo al presunto etarra Juan Ramón Basáñez.

Ambos atentados, por los que Amedo y Domínguez fueron condenados a 108 años de cárcel, se pagaron, según el auto de Garzón, con fondos del Ministerio del Interior y de los mismos fue informado "oportunamente" su superior, Miguel Planchuelo.

Durante los seis años que pasaron en prisión, los dos policías recibieron entre 450.000 y 600.000 pesetas mensuales, por decisión del secretario de Estado para la Seguridad, Rafael Vera, quien además ordenó a su secretario, Juan de Justo, y a los funcionarios Félix Hemando y Aníbal Machín, que entregaran en Suiza a las esposas de Amedo y Domínguez 200 millones de pesetas, con los que "conseguir el silencio de los dos imputados" y pagarles "los servicios prestados", asegura Garzón.

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