Pedro Olea estrena un 'thriller' cuartelero con 40 actores jóvenes
Jorge Sanz es el protagonista de 'Morirás en Chafarinas'
El Ejército español no quiso colaborar con Pedro Olea en el rodaje de Morirás en Chafarinas, adaptación de la novela de Fernando Lalana, premio nacional de Literatura Juvenil 1991. La falta de colaboración contribuyó a disparar el presupuesto de la película, que supera los 300 millones de pesetas. Rodada en un cuartel de Aranjuez (Madrid), la cinta es una intriga criminal protagonizada por dos militares y 40 jóvenes actores.
Rodada en cinemascope, con steady-cam y segunda unidad, Morirás en Chafarinas se estrenará el próximo 21 de abril en más de setenta cines de toda España. La película, Una intriga de ambiente cuartelero en tono juvenil, sigue la pista de una pareja de soldados que resuelven una serie de extrañas muertes sucedidas durante el servicio militar en Melilla. Jorge Sanz y el debutante Javier Albalá son las principales bazas de cara a una taquilla juvenil."Tras El maestro de esgrima me apetecía dejar de lado los relatos crepusculares y acercarme a la realidad del presente", asegura Olea. "Leí la novela, me entusiasmó; hablé con el autor, le convencí para que me dejara cambiar el final... Luego, para evitar caer en un cine demasiado ingenuo o infantil, aposté por darle a la intriga un tono más maduro así como un turbio pasado *a los protagonistas. Esta intención responde a las claves del cine de género, que es lo más difícil de conseguir. Además, en España resulta más complejo todavía, sobre todo si, como en este caso, te decantas por la aventura y la acción, que es también lo, más caro".
Jorge Sanz es Jaime y Javier Albalá, un joven nacido en Ginebra pero hijo de inmigrantes españoles, el misterioso Cidraque. Ambos unen sus fuerzas para desentrañar una sucesión de inexplicables muertes. María Barranco da vida a la esposa del capitán, interpretado por óscar Ladoire, y ambos son las estrellas invitadas a una producción en la que destacan 40 nuevos actores con breves intervenciones. "Estuvimos todo el verano pasado encerrados en el estudio de la representante Katrina Bayonas", explica Olea. "Vimos a cientos de chavales, elegimos a un grupo con distintos acentos: catalanes, andaluces... gente fresca, espontánea, pero con buena dicción y excelentes dotes para la interpretación.
"Coincide con un momento en el que el público busca nuevos rostros, nuevas historias", añade Olea. "La verdad es que hace más de un año que quería rodarla, pero hemos tenido suerte y llegamos en el mejor momento: la sensibilidad hacia lo nuevo en el cine español es mayor que nunca. Lástima que el Ministerio de Defensa no comparta esta idea, porque no ha hecho más que poner trabas al rodaje".
La película, que se proyectó en la última edición del American Film Market de Los Ángeles, puede incluso contar con una explotación comercial internacional a cargo de Miramax, una distribuidora norteamericana de gran prestigio.
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