Las ONG atendieron en 1994 a 4.500 inmigrantes sin cobertura sanitaria
Reciben asistencia sanitaria, pero en dispensarios diferentes al resto de la población. En 1994, organizaciones no gubernamentales como Karibú o Médicos del Mundo pasaron consulta a 4.500 inmigrantes irregulares y, por tanto, sin cartilla de la Seguridad Social. Viven en la región mientras se resuelve su situación legal, y muchos trabajan en la economía sumergida, pero no tienen derecho a la medicina oficial.
Su acceso sólo es posible en los servicios de urgencia o, a menudo, gracias a la buena voluntad del personal sanitario. Las mismas ONG que cubren este hueco institucional como Médicos del Mundo o Karibú y las asociaciones de inmigrantes y de solidaridad reclaman que sea la sanidad pública la que atienda a estas personas. Creen que las redes paralelas dificultan la integración.Fuera de la atención oficial se hace más difícil el seguimiento médico, las derivaciones a especialistas y las atenciones quirúrgicas que no sean de urgencia. También se complica la adquisición de medicinas.
La mayor parte de las dolencias que sufren estos inmigrantes se derivan de sus precarias condiciones de vida y trabajo (problemas respiratorios, de articulaciones, de estómago, depresiones). Se dan muy pocos casos de enfermedades tropicales.
Portavoces del Insalud, del Ministerio de Sanidad, aseguran que este organismo sólo puede prestar asistencia sanitaria a residentes, "salvo las urgencias hospitalarias, que atienden a todo el mundo". Consideran que cualquier posible acuerdo que abra las puertas de la medicina oficial a los ilegales es responsabilidad de la Comunidad Autónoma. Por su parte, la Consejería de Salud, después de reiteradas llamadas, no ha llegado a explicar a este periódico cuáles son sus planes en, este campo.
El director de los servicios sanitarios del Ayuntamiento de Madrid, Ángel Gómez Mascaraque, asegura que en los 13 centros integrados de salud (CIS) y en el equipo quirúrjico de Montesa se atiende a inmigrantes sin cartilla.
"En 1994 los CIS atendieron a mil pacientes en esta situación. Se les reconoce, se les hace la analítica y un diagnóstico, pero luego no hay un seguimiento ni facilitamos recetas; asimismo, en Montesa hubo unos doscientos partos de mujeres inmigrantes", explica. "También se atiende a niños a través de los programas de menores en riesgo social", concluye Gómez Mascaraque.
Así las cosas, el grueso del trabajo lo realizan las organizaciones no gubernamentales. A veces, paradójicamente, con subvención oficial, como en el caso de Karibú, que, con cinco años de existencia, es la entidad más veterana en este tipo de atención en su sede de Santa Engracia.
Para desempeñar esta tarea reciben seis millones de pesetas al año de la Consejería de Salud, y cuentan con ingresos propios. Algunos enfermos los derivan al hospital de la Venerable Orden Tercera. También tienen un acuerdo con el Ramón y Cajal y con el hospital del Rey para enfermedades tropicales. Las medicinas las consiguen por donaciones y comprándolas. En 1994 abrieron 2.500 historias clínicas a enfermos de 73 países, entre los que destacan Perú, Guinea Ecuatorial, Angola y Nigeria.
Juan Manuel López Serrano, coordinador médico de Karibú, explica: "Les prestamos una buena atención médica, pero la existencia de servicios paralelos a los que atienden al resto de los ciudadanos no ayuda a la integración".
Médicos del Mundo abrió el Centro de Atención Socio Sanitaria a Inmigrantes (CAS- SIM) de la Corredera Baja de San Pablo (Centro) en enero de 1994 a partir de una donación. En 12 meses pasaron por él 2.052 inmigrantes, sobre todo latinoamericanos y africanos.
"Lo mejor sería que este centro no tuviera que existir", aseguran sus responsables, Concha Colomo y Alfonso Cuadros. Las medicinas las consiguen de los laboratorios.
Cruz Roja, a través de un convenio anual con el Inserso, atiende a solicitantes de asilo y a refugiados sin cartilla.
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