CONFLICTO PESQUERO
Canadá volvió a ambientar ayer las negociaciones pesqueras con un acoso de madrugada a la flota española. Dos buques gallegos denunciaron un intento de agresión de patrulleras canadienses. Mientras, el Reino Unido volvía a desmarcarse de la solidaridad comunitaria, aunque los Quince aprobaron ayer una cuota de fletán de 18.630 toneladas para este año, que respalda la postura de España que rechazó la posibilidad de establecer una cuota para. Europa de 10.000 toneladas, tal y como se perfilaba en las negociaciones UE-Canadá. Unas 5.000 personas, en su inmensa mayoría procedentes de Vigo, se manifestaron ayer en Madrid ante la embajada de Canadá.
"Hay que tener agua de mar en las venas"
Algo tenía que acabar ocurriéndole al José Antonio Nores, el mejor buque de la flota española en Terranova. "Llevamos un mes viviendo en el ojo del huracán", se lamenta su capitán, Manuel Pesqueira. Desde que el Estai fuera apresado, la tripulación del Nores ha estado ojo avizor, convencida de que sería el siguiente objetivo de los canadienses. Una situación "insoportable", según Pesqueira: "Ni se descansa, ni se come, ni se trabaja. Nos han dejado aquí, en medio del Atlántico, completamente desamparados".El Nores es uno de los barcos españoles que dispone de línea telefónica vía satélite y su capitán, un hombre afable y dicharachero, ha atendido en las últimas semanas con infinita paciencia cientos de llamadas de la prensa española. Pero el temor a una agresión canadiense había empujado últimamente a su tripulación a pedir que se ocultase el nombre del barco. La pasada madrugada se cumplieron los peores augurios, en una noche cerrada de chubascos y niebla. "Nos disponíamos a virar nuestras redes y, al estar virando, se pegó una patrullera a nosotros, ahí mismo, en la popa, con una visibilidad cero debido a la intensa niebla que teníamos. Entonces la red pasó por debajo de la quilla de la patrullera y nos la destrozó por su parte alta, por la parte del corcho".
Todavía con el miedo en el cuerpo, Pesqueira se despacha a gusto contra las autoridades de Madrid y Bruselas. Muy poco antes del incidente, a bordo de los congeladores habían caído como un sopapo las declaraciones del ministro de Agricultura, Luis Atienza, en las que anunciaba una drástica reducción de la flota en aguas de NAFO.
"Que desguacen los barcos y que me explique el señor ministro cómo voy a darle de comer a mi familia", dice Pesqueira en tono airado, "no podemos seguir más tiempo sufriendo este acoso, hombre. Estamos hartos del Gobierno y de la Unión Europea. Si el ministro sabe de otros caladeros, que nos lo diga. Pero lo que tendría que hacer es dimitir. Para ser ministro de Pesca hay que venir aquí, no, basta con conocer el mar por las fotos. Tiene que correrle agua salada por las venas". Cuando logra aplacar su indignación, Pesqueira se despide con la frase habitual: "...y un abrazo para todos los que se acuerdan de nosotros ahí en la España".
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