EE UU tratará de convencer a la ONU de que prohíba a Libia la venta de petróleo
Estados Unidos va a tratar de convencer a sus aliados de la ONU de que se endurezcan las sanciones contra Libia ante la negativa del régimen de Muammar el Gaddafi de entregar a los dos sospechosos de haber colocado el explosivo en el vuelo 103 de la Pan Am en diciembre de 1988. Washington se propone conseguir que el Consejo de Seguridad prohiba a Libia vender su petróleo, principal y casi única fuente de ingresos del país. España, Italia, Francia y Alemania están entre los principales clientes del crudo libio.
Las gestiones norteamericanas en la ONU cuentan con el respaldo británico, pero no mucho más. "Ya hemos abierto las consultas con otros miembros del Consejo de Seguridad", indicó ayer Mike McCurry, portavoz de la Casa Blanca. El objetivo de embargar el petróleo, del que Libia obtiene unos ingresos de 10.000 millones de dólares al año (alrededor de 1,3 billones de pesetas) es ambicioso y difícil de conseguir, pero puede, cumplir eficazmente otra función: neutralizar las tendencias detectadas en la ONU en favor de que se suavicen las sanciones sobre Libia impuestas en 1992 y 1993. Estas afectan al tráfico aéreo y a las relaciones diplomáticas, impiden la venta de armas y material tecnológico para extracción de petróleo y refinerías y congelan parte de los activos financieros de Libia en el extranjero.Los 22 miembros de la Liga Árabe pidieron hace una semana al Consejo de Seguridad que se planteara el levantamiento de estas sanciones a la vista de algunos indicios que pondrían en tela de juicio la responsabilidad de Libia en el atentado de Lockerbie. El Consejo discutirá el asunto a finales de esta semana, sin que se esperen cambios que suavicen o refuercen las sanciones.
La explosión de una bomba en el vuelo 103 de Pan Am el 21 de diciembre de 1988 costó la vida a 270 personas, la mayoría soldados norteamericanos estacionados en Alemania que iban a pasar la Navidad a sus casas. Además de los 259 pasajeros y tripulantes, murieron 11 habitantes de Lockerbie (Escocia) sobre los que cayeron los restos del avión.
Los servicios secretos de EE UU y Reino Unido, después de una amplia investigación, concluyeron en 1991 que Abdel Basset Ali Megrahi y Lamen Jalifa Fhimah, funcionarios del Servicio de Inteligencia de Libia, eran responsables de la colocación del explosivo. Desde entonces, la asociación de familiares de las víctimas ha presionado para conseguir su entrega y procesamiento.
La semana pasada, los dos libios pasaron a figurar en la lista de las diez personas más buscadas de EE UU, con una recompensa de cuatro millones de dólares (520 millones de pesetas) para las informaciones que faciliten su detención.
Hasta el momento, la postura de Libia ha sido la de negarse a entregar a los dos ciudadanos por temor a que no sean sometidos a un juicio justo en EE UU o Reino Unido.
En 1992 y 1993, las resoluciones que aplicaban una lista de sanciones incluían también la petición de que el Gobierno de Trípoli colaborara con Francia en una investigación sobre la voladura de un avión francés en Níger en 19891 que se saldó con la muerte de 171 personas.
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