El caos de la sociedad rusa alcanza al Bolshói
El legendario teatro arrastra una de las peores crisis de su historia
El famoso teatro Bolshói, santuario del ballet y la ópera rusos, ha tenido en este mes una serie de nuevas experiencias nunca antes vividas en su secular historia. Desgraciadamente, se trata de experiencias negativas. Por primera vez, el director artístico tuvo que abandonar el Bolshói debido a la atmósfera insoportable creada por los funcionarios; por primera vez, los artistas se negaron a bailar un espectáculo completo, y por primera vez, el teatro estuvo sin director artístico durante más de una semana. Y el nombramiento de VIadímir Vassiliev a la cabeza del Bolshói puede que no resuelva el conflicto existente, reflejo del caos y la irresponsabilidad que reinan en la sociedad rusa en general.
La crisis del Bolshói se arrastra desde hace ya mucho tiempo. Se hizo pública el verano del año pasado, cuando la prensa divulgó los planes para reformar el sistema de trabajo del teatro y afloró el conflicto entre el director general, Vladímir Kokonin, y la mayoría de la compañía. Uno de los elementos más importantes de la reforma era la introducción de contratos con los artistas, aunque pasaron varios meses antes de que el presidente, Borís Yeltsin, promulgara el decreto correspondiente.El decreto fue interpretado como el comienzo del fin de Yuri Grigoróvich, de 68 años, el coreógrafo que durante tres décadas había dirigido autoritariamente el Bolshói. Maya Plisétskaya, que explica que abandonó el teatro por el conservadurismo que en él reinaba, ha sostenido que . Grigoróvich tenía un "monopolio absoluto". "Sí, soy una persona de carácter. No puedo imaginar a un auténtico artista sin esta cualidad, responde Grigorévich cuando se le acusa de autoritarismo. Recuerdo que Gueorgui Tovstonógov [el gran director de teatro] también tenía un carácter nada sencillo. Quizá por eso su teatro tampoco era sencillo. Muchos se fueron de él".
Oficialmente, era con esta situación de monopolio y autoritarismo con la que quería acabar Kokonin, pero, según la mayoría de los artistas, lo que estaba haciendo era acabar con el Bolshói. En varias ocasiones, el colectivo del teatro aprobó votos de censura contra Kokonin.
Ahora, según el decreto firmado el pasado viernes por Yeltsin, la estructura del Bolshói cambiará: habrá un director artístico y uno ejecutivo. Yuri Yárov, vicepresidente del Gobierno y responsable de supervisar el Bolshói, dijo que el primer cargo lo ocuparía el coreógrafo y gran bailarín Vladímir Vassiliev, de 55 años, -que efectivamente fue nombrado el sábado- y el segundo, Kokonin. Ante estas declaraciones, Grigoróvich presentó su dimisión el día 9 y fue. inmediatamente aceptada por Kokonin.Primera huelga
Al día siguiente, las máquinas no levantaron el telón del Bolshói para dar comienzo al ballet Romeo y Julieta, sino que lo hicieron a mano los artistas, que explicaron al público que esa tarde no bailarían en señal de protesta por la caída de Grigoróvich, por el mantenimiento de Kokonin en su puesto y por el próximo nombramiento de Vassiliev. Era la primera vez en la historia del Bolshói que los artistas se negaban a dar un espectáculo. La administración del teatro reaccionó suspendiendo a 14 personas, que comparecerán hoy ante los tribunales como "organizadores de la huelga ilegal".
"¿Contratos? Sí, existen en todo el mundo. ¿Pero qué contratos nos pueden ofrecer cuando los solistas ganamos 600.000 o 700.000 rublos [unas 20.000 pesetas]? Es absurdo, los solistas simplemente se irán del país, como ha ocurrido con los buenos músicos", dijo a EL PAÍS Natalia Arjípova, una de las solistas citada para hoy en el Juzgado Urbano de Moscú.Para Arjípova, Kokonin estaba destruyendo la compañía del Bolshói. La solista opina que la administración "no está preocupada por el desarrollo creativo" del teatro, sino por el -florecimiento de las empresas mixtas que funcionan en el interior del Bolshói, algunas de las cuales las encabezan las esposas de los subdirectores. "Existe una dictadura de funcionarios que no entienden de ópera ni de ballet", señaló Mípova. El ministro de Cultura, Yevgueni Sídorov, también estaba en contra de Kokonin. y no es partidario de que haya dos dirigentes en el Bolshói. "El teatro debe tener un dueño. Y si se nombrara sólo a Vassiliev, yo estaría de acuerdo", declaró el ministro de Cultura.
"Llego lleno de planes de creación", ha declarado el nuevo director artístico, partidario de la continuidad de Kokonin. "He trabajado con el Bolshói durante más de 30 años y no quiero perder el tiempo en luchar contra la oposición. Tengo demasiadas ideas y planes relacionados con el teatro y sólo me sentiré feliz cuando haya puesto en práctica al menos una parte de ellos".
A primera vista, Yeltsin ha cumplido con una de las principales demandas de los artistas al destituir a Kokonin, pero es muy posible que éste sea nombrado director ejecutivo.
Kokonin tiene partidarios que lo presentan como a un innovador que desea atraer al Bolshói a gente con ideas nuevas para terminar con el anquilosamiento del teatro. Además, muchos subrayan sus capacidades comerciales, que han permitido sobrevivir al Bolshói a pesar del miserable presupuesto que recibe del Estado. El mismo Vassiliev, en sus primeras declaraciones como responsable artístico del teatro, dijo que al frente de la administración se debe poner "a una persona de experiencia como, VIadímir Kokonin". Si esto se cumple y Kokonin es nombrado director ejecutivo, el conflicto no habrá acabado y el Bolshói será testigo de nuevas batallas en el largo y dificil camino de la renovación.
Babelia
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