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Entrevista:

"Rehúso declararme culpable de nada"

Cuando en, 1954 Françoise Sagan publicó Bonjour tristesse tenía sólo 19 años y la amoralidad que respiraba la novela causó asombro en Francia. La crítica la encumbró, y Sagan se lanzó a vivir deprisa, deprisa, coqueteando con el alcohol, la velocidad y, en algún caso, las drogas. Cuarenta años y 20 novelas después, acaba de publicar Un disgusto pasajero, novela que ha sido best seller en Francia y que ahora edita Tusquets en castellano y ha sido condenada recientemente, a sus 59 años, por consumo de cocaína. "Rehúso declararme culpable de nada", afirma en una entrevista desde París a través del fax. Un disgusto pasajero tiene por protagonista a un hombre de unos 40 años, al que diagnostican un cáncer y una corta esperanza de vida.

Pregunta. ¿Le preocupa la muerte?

Respuesta. No temo mi muerte, sino la de los otros.

P. ¿Por qué ha elegido a un hombre como centro de su libro?

R. Una mujer es ya una víctima en el espíritu de mucha gente. Una mujer enferma no podía ser el personaje despreocupado que yo quería.

P. ¿Cómo contempla, desde 1995, el éxito alcanzado, con Bonjour tristesse a sus 19 años?

R. Como en 1954: con asombro y placer.

P. ¿Comprende el escándalo que se levantó entonces?

R. No. El escándalo yo lo veía en otra parte: en la muerte de la mujer o en la inconsciencia de la muchacha. Hoy también.

P. ¿Cómo se le ocurrió el seudónimo de Sagan? ¿Tanto le gusta Proust?

R. Era una urgencia extrema.

Mi editor me presionaba y un libro (Guermantes) abierto al azar me hizo leer: "El príncipe de Sagan pasaba en calesa", creo.

P. La fama, el dinero, le llegaron desde el primer libro. ¿Han sido un estorbo?

R. ¿Un estorbo? Nunca. El fracaso, la pobreza, son estorbos para escribir, falta de tiempo, falta de eco.

P. ¿Qué es lo que la mueve a escribir?

R. La pasión. La incapacidad de hacer o de querer otra cosa.

P. Se la ha comparado con Francis Scott Fitzgerald. ¿Está de acuerdo?

R. En mis momentos de paranoia, sí.

P. ¿Escribe para combatir la soledad?

R. No. Al contrario. La literatura y este cara a cara con uno mismo te llevan a la soledadP. ¿"Es la juventud, como ha escrito usted, "la única generación razonable"?

R. No sé si he dicho eso, ni cuándo; pero si lo hice me equivoqué, como sucede siempre con las generalizaciones.

P. Ha escrito novelas, obras de teatro, ballets... ¿En qué género se encuentra más a gusto?

R. Corresponde al lector o al espectador juzgar. Lo más fácil es el teatro, más que la novela, para mí. ¿El ballet? Fue un accidente único. O casi.

P. ¿Cómo definiría su amistad con el presidente Mitterrand?

R. Como toda amistad real: discreta.

P. El alcohol, las drogas, han ocupado un lugar en su vida. ¿Las valora como algo positivo?

R. Todo lo que nos divierte, sin matarnos o embrutecernos, es positivo, aunque detesto esta palabra.

P. Hace unos días la condenaron por consumir cocaína. ¿Cuál fue su reacción al saber que la condenaban a un año de cárcel?

R. ¿Por qué no 10 años? ¿O la guillotina? ¿O una recompensa? He probado algunas veces la cocaína y rehúso hablar en contra de ella. Ni a declararme culpable ante lo que sea. "¡Libertad querida!".

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