El dolor de los ecologistas

La instalación de los 58 cañones de nieve artificial, que cubren este año de nieve las pistas de Navacerrada, vino precedida de una larga lucha entre los grupos ecologistas y la Comunidad de Madrid. Desde que en septiembre de 1992, la Comunidad hiciese públicas sus intenciones de instalar los cañones en Navacerrada, las manifestaciones ecologistas se multiplicaron por la sierra y la capital.Los ecologistas consideran que los cañones dañan el débil ecosistema de la zona, mientras que la Comunidad argumenta que son indispensables para revitalizar la estación invernal madrileña.

El enfrentamiento llegó, incluso, ante los jueces. El Tribunal Superior de Castilla y León (comunidad donde se sitúan parte de los mecanismos de extracción del agua necesaria para fabricar la nieve) suspendió el año pasado cautelarmente las obras. Sin embargo, los jueces exigieron un depósito de 20 millones de pesetas. Los ecologistas, que no tenían dinero, no pudieron pagar la fianza y los trabajos continuaron.

Para instalar las conducciones que llevan el agua, el aire y la energía a los cañones, las máquinas de la Comunidad abrieron las laderas del puerto. El suelo fue posteriormente recubierto con una capa orgánica que amortiguaba el impacto de las obras.