El Gobierno de Zedillo 'sentencia' que Ruiz Massieu cooperó estrechamente con las redes del narcotráfico

Los tentáculos del narcotráfico aferraron a Mario Ruiz Massieu, ex subprocurador general de México (cargo equivalente a viceministro de Justicia), de la misma forma que ya antes habían envuelto a prominentes políticos del sistema. El Gobierno mexicano ha convertido ya en sentencia lo que hasta ahora habían sido rumores desprendidos de las investigaciones de la Procuraduría. Lo que nadie ha determinado todavía es en qué medida la narcopolítica estuvo detrás de los tres asesinatos que sobresaltaron al país en los dos últimos años: los del cardenal Juan Jesús Posadas, el candidato a la presidencia Luis Donaldo Colosio y el secretario general del Partido Revolucionario Institucional (PRI), José Francisco Ruiz Massieu.Antes de que estallara todo el escándalo que ha envuelto a Mario Ruiz Massieu, el Gobierno mexicano sabía perfectamente que la Drug Enforcement Administration (DEA), la poderosa agencia antidrogas estadounidense, tenía en su punto de mira al ex subprocurador que, paradójicamente, como responsable de la lucha contra la droga había asestado algunos golpes al famoso cartel del Golfo, uno de los principales exportadores de narcóticos al vecino del norte.

Fue sin embargo la noticia de la existencia de cuentas bancarias millonarias a nombre de Ruiz Massieu en Estados Unidos, anunciada por la Procuraduría el lunes, la que destapó la caja de Pandora. En un principio se pensó que los enormes depósitos del antiguo subprocurador en el Texas Commerce Bank (que alcanzaban los siete millones de dólares, más de 850 millones de pesetas) eran el pago por sus manipulaciones de la investigación del asesinato de su propio hermano, José Francisco, para proteger, nada más y nada menos, que al supuesto cerebro del crimen, Raúl Salinas de Gortari, hermano del anterior presidente.

Los 'ahorros' dudosos

Los depósitos, sin embargo, comenzaron en marzo, seis meses antes del crimen: coincidieron con el aterrizaje de Ruiz Massieu en la Procuraduría y terminaron en noviembre, con su salida. Según esta institución, los pagos fueron realizados en más de una ocasión por su principal colaboador, Jorge Stergios. Otras cuentas se han descubierto después: el monto total de los ahorros no se ha dado a conocer oficialmente, pero se habla de entre y 25 millones de dólares (entre mil y 3.000 millones de pesetas).

Ha sido entonces cuando, rompiendo la tradicional ley del silencio, las autoridades mexicanas se han abierto no tanto a dar nformación concreta como a confirmar a la prensa estadounidense la sombra del narcotráfico etrás de los pagos. Varios diarios han recogido testimonios de ncionarios mexicanos que puntan a que Mario Ruiz Massieu trabajó con otros prominentes hombres, del sistema en la protección del narcotráfico en territorio mexicano, y más en concreto del cartel del Golfo, basado en el Estado norteño de Tamaulipas.

Estas fuentes aseguran que el periodo en el que Mario Ruiz Massieu ejerció como subprocurador fue uno de los más pobres en resultados de la lucha contra la droga.

Queda por enlazar todavía estos hechos con el asesinato del secretario general priísta y con la labor de encubrimiento de su hermano. La Procuraduría, muy prudente, asegura tener sólo detalles que son por el momento circunstanciales.

Las autoridades estadounidenses y mexicanas han trabajado conjuntamente en el caso, aunque México disimula: Ruiz Massieu, dicen, se les había escapado. Las informaciones sobre sus cuentas bancarias les llegaron de Estados Unidos. La versión norteamericana es distinta: las cuentas fueron investigadas a instancias de las autoridades mexicanas, que dejaron salir al x subprocurador para ver hacia dónde dirigía sus pasos.