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Los profesores de secundaria opinan que la reforma ya está obsoleta, según un estudio

Los docentes creen que comportará más cambios organizativos que pedagógicos

Aún no se ha puesto en marcha y los profesores de secundaria opinan que ya ha quedado obsoleta. Se trata de la reforma educativa, cuyo desarrollo completo se prevé para el cambio de siglo. El nuevo sistema -que fue pensado a finales de los años setenta y definido a principios de los ochenta- no acaba de satisfacer a la mayoría de los docentes de enseñanzas medias que en la actualidad están en activo. Así lo indica un estudio, editado en 1994 y todavía inédito, del Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad Autónoma de Barcelona. En general, los docentes encuestados creen que los planteamientos de la reforma están pasados de moda en la Europa de hoy. El autor de la investigación, Josep Maria Masjuan, subraya que los resultados del trabajo "no pueden generalizarse", porque la muestra estadística no es exhaustiva, pero sí son válidos como "hipótesis". El estudio, titulado El profesorado de enseñanza secundaria ante la reforma, se ha realizado con un centenar de encuestas a docentes de cuatro centros públicos de. secundaria -dos institutos de bachillerato y dos de Formación Profesional (FP)-, situados en poblaciones próximas a Barcelona, y con un grupo de profesores "directamente comprometidos" con la implantación de la reforma o "bien predispuestos" hacia ella.

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Demasiado pronto

Este último colectivo, como era previsible, presenta una opinión ampliamente favorable a la reforma educativa. El 55% asegura estar "bastante a favor" y el 45%, "muy a favor". Pero, la opinión del resto de profesores es muy distinta. Así, el 59% de los de bachillerato se declaran claramente en contra del nuevo sistema. De éstos, el 26% dice estar "muy en contra" y el 33%, "bastante en contra".

Si bien el colectivo más reacio al nuevo sistema es el formado por los profesores de bachillerato, los de FP también demuestran un considerable rechazo. En este caso, sin embargo, el número de docentes partidarios de la reforma es algo más alto: 56% a favor y 44%, en contra.

Muchas dificultades

Masjuan concluye, a la vista del resultado del sondeo, que "el proceso de implantación real de la reforma tiene que topar a la fuerza con muchas dificultades, habida cuenta de que cualquier cambio en el mundo de la enseñanza no es posible sin la implicación de los colectivos afectados".

Sobre el prestigio del nuevo sistema, el cuestionario enfrenta dos ideas: "La reforma nos acerca a Europa" y "Está pasada de moda". Los encuestados debían decidirse por una de las dos. Muchos optaron por no contestar a ese apartado. En cuanto a la actitud más general, es relevante que casi la mitad optara por el segundo enunciado: el 49% de los profesores de bachillerato y el -47% de los de FP.

Además de conocer la actitud de los docentes ante la reforma, al investigador le interesa saber qué cambios piensan los profesores que conllevará el nuevo sistema, ya que éste se aplicará de todas formas porque así lo determina la Ley de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE). El profesorado tiende a opinar que los cambios importante s serán "la unificación del BUP y la Formación Profesional" en la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) -nivel de 12 a 16 años- Y también que no habrá cambios esenciales en lo pedagógico, y sí en la organización de los centros.

A raíz de esta posición mayoritaria, Masjuan alerta: "Los pedagogos afirman que, para alcanzar los objetivos de la reforma, son necesarios tanto los cambios organizativos como los pedagógicos. Si sólo se producen los primeros siguiendo la vía administrativa, se corre el riesgo de abortar el proceso".

Los factores que preferentemente pueden hacer fracasar la reforma educativa son, a juicio de los entrevistados y por este orden, los siguientes: la falta de recursos materiales, la actitud de la Administración y la desvinculación del profesorado.

En cuanto a la valoración de la unificación entre el actual BUP y la FP que hacen los docentes, los profesores de bachillerato consideran mayoritariamente que aquélla "afectará negativamente al rendimiento académico de los alumnos". La justificación de este colectivo es la siguiente: el hecho de que exista la FP motiva que los alumnos más preparados vayan a BUP, lo que contribuye a que este nivel tenga un nivel más alto.

Finalmente, mientras que los docentes de FP consideran que, con el nuevo sistema tendrán más trabajo, pero también más satisfacción profesional; los de bachillerato están convencidos de perder profesionalmente.

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