Independientes

Tiene razón la señora Camps cuando dice en su artículo (EL PAÍS, 14 de febrero de 1995) que "ninguna democracia es perfecta", pero se equivoca cuando propone la figura del "independiente" como fórmula para "ir limitando imperfecciones", y dice que la disciplina es "peligrosa", entre otros errores, derivados todos ellos de un concepto equivocado de lo que es la democracia.La democracia es el gobierno del pueblo y requiere, por tanto, la participación de todos y cada uno de sus miembros en alguno o varios de los sistemas de participación política existentes. Si todos y cada uno de los miembros de una sociedad cumple con su obligación de participar, no es posible la figura del independiente, todo el mundo estará inevitablemente comprometido: con un partido, un sindicato, asociación cultural, etcétera, y cuando alguien quiera pasar del sindicato al Ayuntamiento o al Parlamento utilizará las vías democráticas, es decir, la afiliación a un partido y el trabajo dentro del mismo para convencer a sus compañeros de su idoneidad para el desempeño del puesto, no como hacen los independientes, por la puerta del nepotismo (éste es el problema de los partidos y no la endogamia).

Si un ciudadano de reconocido prestigio entiende que los partidos funcionan deficientemente y se siente obligado a hacer algo para mejorarlos, lo lógico y democrático es que se afilie a alguno y utilice su autoridad y prestigio para cambiarlos y democratizarlos (que buena falta le hace), pero no parece muy razonable que la forma de hacerlo sea utilizar la falta de democracia interna para ocupar un puesto de alta responsabilidad política, para el que, de entrada, carece de formación.

Y éste es otro de los errores básicos de la falta de madurez democrática: creer que cualquiera puede desempeñar un puesto político sin ningún tipo de formación. La profesión de político no es la más fácil, y la mayor parte de nuestros problemas de convivencia son consecuencia de dejar asuntos tan complicados en manos de aficionados y legos. Algún día será impensable incluir en una lista o designar para un cargo político a alguien sin experiencia en el desempeño de cargos semejantes, del mismo modo que en cualquier otra profesión.

La disciplina es el fundamento de la convivencia ordenada, es decir, de la democracia, y la disciplina de voto no es la condición necesaria para ganar votaciones", sino la consecuencia de la ley básica de la democracia de hacer lo que decide la mitad más uno. Todos y cada uno de los miembros de un grupo parlamentario o de otro tipo son independientes para defender las ideas en las que creen y de intentar que sean aceptadas por la mayoría, y cuando no lo consiguen sufren y se aguantan disciplinadamente. Sólo los independientes creen estar por- encima de las leyes de la democracia y tener derecho a disentir de la mayoría fuera del grupo.

Debieran de recordar los independientes que Franco también era independiente, y, según cuentan las crónicas, recomendaba a sus colaboradores que no se metiesen en política.-